Canberra, Australia. Esta víspera de Año Nuevo se está celebrando como ninguna otra, con las restricciones por la pandemia del coronavirus limitando las reuniones multitudinarias y muchos despidiendo un año que preferirían olvidar.
Australia es uno de los primeros en dar la bienvenida a 2021 por su proximidad a la línea internacional de cambio de fecha. Es un final de año sombrío en Nueva Gales del Sur y Victoria, los dos estados más poblados del país, que luchan contra nuevos brotes de Covid-19.
En los últimos años, un millón de personas solía abarrotar el muelle de Sydney para ver los fuegos artificiales del Sydney Harbor Bridge, pero esta vez la mayoría los verá por televisión ya que las autoridades han pedido a la población que se quede en casa.
El muelle está vallado, los populares parques están cerrados y los conocidos lugares nocturnos están desiertos. La exhibición de fuegos artificiales de las 21:00 horas se canceló pero habrá un espectáculo pirotécnico de siete minutos a medianoche.
La gente solo puede acceder al centro de Sydney si tiene una reserva en un restaurante o son uno de los cinco invitados de un residente en esa zona. No se permitirá la entrada al centro de la ciudad sin un permiso.
Melbourne, la segunda ciudad más poblada del país, canceló su exhibición pirotécnica. “Por primera vez en muchos muchos años tomamos la gran decisión, la difícil decisión de cancelar los fuegos artificiales”, dijo la alcaldesa, Sally Capp.
Por el contrario, Perth, en la costa oeste, donde no se han detectado contagios comunitarios desde abril, se preparaba para recibir a 2021 casi con total normalidad, con grandes multitudes asistiendo a dos espectáculos.
Nueva Zelanda, que está dos horas por delante de Sydney, y varios de sus vecinos insulares del Pacifico Sur no tienen casos de coronavirus, por lo que las fiestas de Año Nuevo serán las habituales.
En las sociedades chinas, el Nuevo Año Lunar, que en 2021 será en febrero, suele tener prioridad sobre esta fiesta. Aunque la celebración occidental ha ganado presencia en las últimas décadas, este año también se verá alterada.
Beijing organizará una cuenta regresiva con unos pocos invitados, mientras que otros actos previstos se han cancelado. Y es probable que las temperaturas que se esperan a medianoche, cuando los termómetros podrían alcanzar los -15 grados Celsius (-5 Fahrenheit), desanimen a la gente a pasar la noche en la calle con amigos.
Gran parte de Japón recibirá el año tranquilamente en casa, alarmado luego de que Tokio reportó un nuevo récord diario de contagios con alrededor de 1.300, la primera vez que la capital superó la barrera del millar.
La gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, pidió a la población que evite los eventos a medianoche y expresó su preocupación por las multitudes de compradores.
“El coronavirus no entiende de Fin de Año ni de vacaciones de Año Nuevo”, dijo Koike a reporteros.
Muchos no cumplieron este año con la tradicional vuelta a casa por vacaciones, con la esperanza de reducir el riesgo para la salud de sus familiares.
En Corea del Sur, el gobierno de Seúl canceló su ceremonia de campanadas de Año Nuevo en el vecindario de Jongno por primera vez desde su inicio en 1953, meses después del final de la Guerra de Corea.
Millones de indios planeaban entrar en el nuevo año con fiestas en casa debido al toque de queda nocturno, a la prohibición de hacer fiestas en la playa y a las restricciones al movimiento en grandes ciudades y pueblos tras detectarse una nueva cepa del virus más contagiosa.
En Nueva Delhi, Mumbai y Chennai, tres de las ciudades indias más golpeadas por la pandemia, los hoteles y los bares deben cerrar a las 23:00.