Ciudad de México. La segunda edición de la Feria de Arte Independiente (FAIN), que este año cambió de formato debido a la pandemia por el Covid-19, seguirá en 2021 con un recorrido por los estudios de los artistas, en vez de celebrarse en un mismo lugar, expresa Diego Beyró, organizador de la actividad efectuada del 27 al 29 de noviembre pasado, junto con Carleti López Traviesa, directores de Casa Equis. De ese espacio salió “el concepto de hacer del arte, la escena del arte y de la manera en que nos vinculamos algo más cálido, más accesible desde la experiencia”.
Con Casa Equis, iniciada hace dos años en el domicilio de Beyró, “nos dimos cuenta de lo valioso que resulta la experiencia del público en general de vincularse con los artistas, en un espacio de mucha comunión y diálogo. Con el objeto de hacer esta experiencia más accesible pasamos este concepto al mundo de las ferias”. FAIN es una feria que no tiene galerías y los artistas no pagan para participar.
El discurso “no está en contra de las galerías tradicionales, ni de otros modelos de feria”, porque Casa Equis como galería también participa en ellas, sino que “creemos que venimos a enriquecer la escena con más propuestas que favorecen principalmente a los artistas”, continúa Beyró.
FAIN cuenta con un jurado encargado de escoger a los artistas participantes. Esta vez estuvo conformado por la galerista Karen Huber, la curadora Paola Jasso, el artista y promotor cultural Alex Romero y el coleccionista Bernardo Saenger. La selección de participantes no dependió de su curriculum, trayectoria, edad o lugar de residencia, porque se trató de ser inclusivos. Para algunos era su primera exposición.
No había “ni una identidad, ni un hilo conductor que podíamos trazar sobre los artistas justamente porque queríamos tener una edición con mucha variedad”. Hubo personas relacionadas con la ilustración, otras con lo digital, sin faltar los géneros más clásicos.
Los límites más bien tenían que ver con los precios, enfatiza Beyró. Ninguna obra podía superar los 60 mil pesos. Se agregó otra regla: todos los artistas debían de tener al menos una pieza de menos de 5 mil pesos.
Se trabajó con 29 artistas repartidos entre 11 estudios de artista. En la mayoría había dos artistas, el anfitrión y el invitado. Una excepción fue Casa Lü que alojó a cinco expositores.
Entre los temas tratados en las obras, destacaron el feminismo, la política, así como referencias personales. Se trabajaron una variedad de técnicas como pintura, escultura, grabado, fotografía e impresión.
El pintor Carlos Mora, quien presentó piezas de la serie Desfragmentando la humanidad (2020), parte de un balón de baloncesto, algunos nuevos, otros usados, para hablar de la igualdad y la desigualdad económica, política y social. “El balón representa a las personas; hago recortes como si cada uno fuera una personas distinta. En teoría todos estamos cortados del mismo balón y deberíamos de ser iguales, sin embargo no somos tratados en la misma forma.
“Los balones siempre están dentro de un solo espacio, de un solo color, un solo cuadro, de una sola figura geométrica, para dar a entender aunque estamos dentro del mismo espacio, las diferencias son infinitas”.
La fotógrafa Fernanda Acosta se interesa por la moda, incluso, tiene su propia marca de lencería. De allí que presenta un vestido de novia muy particular ya que reproduce la Espístola de Melchor Ocampo, texto que se lee en todas bodas civiles y que considera “sumamente machista”. Volvió el documento parte de los adornos del vestido como si fuera el encaje, ya que marca “la dinámica de la relación”. En sus fotografías cuestiona los cánones de la belleza, a la vez que retoma la cultura popular porque permite que el arte llegue más a las personas.
La tienda de FAIN en línea todavía tiene piezas de los artistas participantes y estará disponible hasta el 31 de diciembre.