San Francisco. Una cantidad récord de 621 personas han fallecido por sobredosis en San Francisco en este año, una cifra impactante que rebasa por mucho las 173 muertes por Covid-19 que la ciudad ha registrado hasta ahora.
La crisis desatada por el potente analgésico fentanilo pudo ser mucho peor de no haber sido por las cerca de tres mil ocasiones que la naloxona fue usada de enero a inicios de noviembre para salvar la vida de alguien al borde de la muerte, publicó el diario San Francisco Chronicle este sábado.
Los datos reflejan el número de veces que, de acuerdo con los reportes, la gente utiliza el medicamento Narcan para el Proyecto de Prevención y Educación por Sobredosis (DOPE, por sus siglas en inglés), un programa con fondos municipales que coordina la respuesta de las autoridades de San Francisco ante casos de sobredosis, o volver a surtir su suministro. Funcionarios del Proyecto DOPE señalan que dado que las cifras son reportadas por los propios implicados, los casos muy probablemente sean más en realidad.
El año pasado, 441 personas murieron de sobredosis, un aumento de 70 por ciento en comparación con 2018, y dos mil 610 sobredosis potenciales fueron evitadas por el uso de Narcan, un medicamento comúnmente rociado por vías nasales para revertir una sobredosis por opioides, de acuerdo con datos de la oficina forense de la ciudad y el Proyecto DOPE.
La crisis empeora porque el fentanilo, que puede ser de 50 a 100 veces más potente que la morfina, inundó el suministro de la ciudad, aseveró el periódico. Más aún, la pandemia del coronavirus ha afectado los servicios de autoridades locales como vivienda y tratamiento, y dejó a muchas personas dependiendo de otros para asistencia en caso de que sufran sobredosis lo puedan usar por su cuenta.
Si bien cerca de 40 por ciento de las muertes ocurrieron en los vecindarios Tenderloin y South of Market cerca del centro de la ciudad, datos de las autoridades mostraron que la epidemia ha alcanzado todas las zonas de la ciudad. Muchas de las personas sufrieron sobredosis en edificios de apartamentos en zonas de escasos recursos y en habitaciones de hotel financiadas por la ciudad para personas sin hogar. Otros fallecieron en las aceras, en callejones y parques de distintos puntos de la ciudad.