Desde 1990 el Índice de Desarrollo Humano (IDH) en México ha incrementado 18.8 por ciento, de acuerdo con un informe elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). En el 2019, el IDH -que atiende variables de salud, educación, ingreso, entre otras- fue de 0.779, por lo que se ubicó en la posición 74 de 189 naciones, lo que lo coloca como un país de desarrollo humano alto.
Sin embargo, el PNUD, que para este año incluyó en su medición dos nuevos elementos: las emisiones de dióxido de carbono de los países y su huella material -que refleja la extracción de materias primas-, advierte para México que el progreso “no ha sido homogéneo entre la población y ha tenido efectos negativos en el planeta”.
Precisa que las pérdidas en desarrollo humano debido a las desigualdades equivalen al 21.3 por ciento, cifra superior en 3.4 por ciento al promedio de países de IDH alto. Por otro lado, las presiones planetarias impuestas por la actividad humana en México “generan pérdidas en el desarrollo alcanzado de un 5.9 por ciento, pasando de 0.779 a 0.733”.
En el informe “La próxima frontera: desarrollo humano y el Antropoceno”, también se advierte sobre los efectos de la pandemia de Covid-19. Indica que las mujeres y las niñas se ven afectadas de manera desproporcionada por los roles tradicionales de género y responsabilidades. Añade que esta carga combinada con el confinamiento ha reducido la tasa de participación femenina en la fuerza laboral en México, y otros países, en 10 puntos porcentuales, “borrando décadas de progreso”.
De acuerdo con el documento, Noruega se colocó como el país número uno en desarrollo humano con un valor de 0.957, aunque si se incluye la presión que ejerce sobre el planeta baja 15 posiciones; le sigue Irlanda, que aumentó una posición; Suiza, Hong Kong e Islandia, ésta última que con los nuevos indicadores de emisiones de dióxido de carbono y su huella material, cae 26 posiciones. En el último lugar del índice está Níger con un valor de 0.394.
En el caso de América Latina, Chile ocupa el primer lugar al ubicarse en la posición 43, seguido de Argentina, Uruguay, Panamá y Costa Rica.
El Informe expone que “nos encontramos en un momento sin precedentes en la historia, en el que la actividad humana se ha convertido en una fuerza dominante que afecta a los procesos clave del planeta. Estos efectos interactúan con las desigualdades existentes y amenazan con revertir el desarrollo de manera significativa”.