Ciudad de México. La Arquidiócesis de México que encabeza el cardenal Carlos Aguiar Retes destacó la actuación de los millones de peregrinos que este año, por las celebraciones guadalupanas, “respetuosos, solidarios y responsables” se abstuvieron de acudir a la Basílica de Guadalupe.
En la editorial que publica hoy en el semanario Desde la Fe -su órgano de difusión, resaltó que este 11 y 12 de diciembre los fieles “realizaron un claro gesto de amor a la sociedad mexicana, que atraviesa por uno de los momentos más angustiantes en la lucha” contra el coronavirus.
En este sentido, reiteró el llamado a la sociedad a tomar en serio la pandemia, a dejar de lado el egoísmo y el individualismo. “Evitemos las salidas innecesarias, organicémonos mejor para evitar aglomeraciones y celebremos estas fiestas decembrinas de formas creativas y alegres, pero evitando las reuniones masivas para no exponernos al contagio”.
Pidió valorar “la angustia y dolor de aquellos que sufren por la enfermedad, valoremos la vida de quienes murieron a causa del Covid, valoremos la incertidumbre de aquellos que se ven afectados en su economía, y la labor incansable de todo el personal médico y sanitario, que hoy enfrenta esta batalla desde la primera línea”.
Por otra parte, en la Basílica de Guadalupe, que permanece cerrada como medida para evitar aglomeraciones y con ello contagios de Covid-19, en una misa a puerta cerrada, el cardenal Aguiar Retes llamó a la feligresía a asumir un mejor esfuerzo para salir de esta pandemia siendo mejores personas, “y logremos ser una mejor sociedad”.
Recordó que el papa Francisco ha declarado que de esta emergencia sanitaria “no saldremos igual que antes, saldremos mejores o peores, y tiene mucha razón porque la experiencia humana manifiesta que de la vivencia de una situación dramática, trágica o de grave injusticia, nunca se sale igual, afecta profundamente el interior del hombre”.
Ante este panorama, indicó que es necesario un acompañamiento adecuado, “sea durante la misma experiencia o inmediatamente después, para salir transformado en un ser que descubre la razón de su vida y de la importancia de vivir de manera fraterna y solidaria. De lo contrario, en el aislamiento durante y después de la trágica situación vivida, esa persona sale traumada, desconsolada y con relativa facilidad abre su corazón al odio y la venganza contra quien resultare responsable y contra quien por cualquier motivo lo cuestionara”.