Nueva York. El muy fiel procurador general William Barr rompió hoy con el guión de su jefe al declarar que no se ha detectado el fraude masivo que Donald Trump asegura que le robó la victoria en las elecciones, y mientras el presidente electo prometió rescatar a todos de la crisis económica, el mandatario aparentemente está buscando cómo rescatarse a sí mismo y a su familia.
Barr, quien ha sido criticado por funcionar más como abogado del presidente que como procurador de la nación, declaró que en el Departamento de Justicia que encabeza “hasta la fecha, no hemos visto fraude en una escala que podría afectar un resultado diferente en la elección” en una entrevista con la agencia Ap. Detalló que se han investigado varias afirmaciones de fraude pero que no hay nada “sistémico”. Por ahora, nadie entiende por qué decidió contradecir las afirmaciones diarias del presidente durante estas casi cuatro semanas después de la elección.
Por lo tanto, algunos pronosticaron que, después de que el presidente ha despedido a múltiples altos funcionarios que se atreven diferir o no subordinarse a él, Barr podría ser el próximo en ser cesado. Sin embargo, ha sido uno de los aliados más fervientes del presidente.
Rudy Giuliani, el abogado de la campaña de Trump, decalificó de inmediato la declaración afirmando que el Departamento de Justicia que encabeza Barr no ha llevado a cabo una investigación plena y que existe “amplia evidencia de votación ilegal en por lo menos seis estados, los cuales ellos no han examinado”. Sin embargo, hasta la fecha las decenas de demandas legales interpuestas ante tribunales han sido descartadas por jueces por ausencia de pruebas.
Ante todo esto, hubo nuevas advertencias sobre consecuencias violentas que podrían ser detonadas por las acusaciones incendiarias de Trump y su equipo sobre las conspiraciones para robarse la elección. Un alto funcionario encargado de elecciones en Georgia, Gabriel Sterling, hoy denunció las amenazas de violencia y el hostigamiento padecidas por personas relacionadas con tareas electorales, incluyendo su jefe, el secretario de estado de Georgia y su esposa (ambos republicanos). “Esto tiene que parar” dijo, acusó que el presidente “no ha condenado” estas amenazas y advirtió que “alguien va quedar herido… alguien va ser asesinado”.
De hecho, Chris Krebs, quien fue director de seguridad cibernética de la elección en el Departamento de Seguridad Interna y que fue cesado por Trump el mes pasado por declarar que la elección fue una de las más seguras de la historia -contradiciendo así la narrativa del fraude de su jefe-, ahora está contemplando tomar acción legal contra un abogado de la campaña de Trump, Joe DiGenova, quien en una entrevista de radio el lunes afirmó que Krebs “debería de ser sacado al amanecer y fusilado”.
Hoy también otro político leal a Trump pareció empezar a reconocer los hechos. El líder republicano del Senado, Mitch McConnell, al comentar sobre negociaciones políticas de paquetes de rescate económico, declaró que parte de eso se tendrá que abordar con lo que llamó “la próxima administración”. Esto, junto con lo de Barr, fue interpretado como el inicio de un reconocimiento de los resultados electorales y la derrota de Trump a los niveles más altos de la cúpula republicana.
Sin embargo, Trump no ha cesado de repetir su acusación y su equipo de abogados en representación de su campaña, continúan interponiendo demandas legales. El fondo establecido para pagar por esta llamada “defensa del voto” de Trump ha recaudado más de 170 millones de dólares de sus bases, llevando a algunos observadores a sospechar de que si procede con este ataque contra el proceso democrático es porque resulta que es “negocio” para el presidente y su gente. Se espera que gran parte de estos fondos serán dedicados a las actividades políticas de Trump una vez que salga del gobierno, y no para “defender” el voto, reporta el Washington Post.
Hablando de defensas, después del indulto presidencial a su ex asesor de Seguridad Nacional Michael Flynn hace unos días, hay especulación diaria sobre quién más esta buscando un perdón presidencial. En la lista potencial están varios de sus ex socios pero también, reporto hoy el New York Times, su propio abogado Giuliani y hasta tal vez sus tres hijos mayores y su yerno Jared Kushner -aunque no se sabe cuáles son los delitos que creen haber cometido. Algunos están sugiriendo que Trump también se otorga un autoindulto “preventivo”.
Por su lado, el presidente-electo Biden presentó en persona a su equipo económico, el cual fue anunciado ayer [https://www.jornada.com.mx/2020/12/01/mundo/032n1mun], declarando que es un grupo “probado y experimentado” y por lo tanto, “sé que los tiempos son díficiles, pero quiero que sepan que la ayuda está en camino”.
Aseguró que “de la crisis económica y de empleo más desigual en la historia moderna, podremos construir una nueva economía estadunidense que funciona para todos los estadunidenses y no solo para algunos”.