Los sistemas educativos de América Latina y el Caribe no sólo enfrenta la pandemia de Covid-19, también desigualdades estructurales que imponen nuevos desafíos, entre ellos reconocer la diversidad cultural e integrarla en las currícula de cada país, advierte el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo “Inclusión y Educación: todos y todas sin excepción”.
El documento, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y el Laboratorio de Investigación e Innovación en Educación para América Latina y el Caribe (SUMMA), señala que en el 90 por ciento de los manuales escolares de ciencias sociales en la región, se describen en profundidad los sistemas de pensamiento europeo, pero sólo 55 por ciento describen la historia cultural de las personas negras, “en general de manera poco crítica y ahistórica”.
Agrega que los temas ligados a las lenguas y las culturas indígenas solo se tratan en las escuelas donde como mínimo un 20 por ciento del alumnado pertenecen a grupos indígenas, mientras que las cuestiones relativas al género están mal reflejadas y poco presentadas en los libros de texto.
El informe subraya que el cuerpo docente necesita más apoyo para afrontar el reto de la diversidad, pues a menudo “no se les ofrecen oportunidades de desarrollo profesional continuo”. A pesar de que en el 70 por ciento de los países de la región hay leyes o políticas que prevén la capacitación de los docentes en materia de inclusión, más del 50 por ciento de los maestros en el Brasil, Colombia y México informaron que carecían una capacitación profesional para enseñar a alumnos con necesidades especiales.
La Unesco señala que el currículo es el principal medio que utilizan los sistemas educativos para llevar a la práctica la inclusión, por lo que un currículo inclusivo “debe reconocer e incluir todas las formas de conocimiento, suministrar una base común pero variada de conocimientos para promover la cohesión de la sociedad, y debe poder ser adaptado y contextualizado, teniendo en cuenta las diferencias y las necesidades de los alumnos y sus comunidades”.
Agrega que un análisis de 19 países muestra que en el 95 por cientode los currículos de tercero y sexto grado se introducen conceptos relativos al diálogo, la diversidad y la identidad, en el 90 por ciento se tratan los derechos y la solidaridad, y en el 70 por ciento la inclusión, la no discriminación y la tolerancia.
Sin embargo, en materia de participación política, considerada fundamental para la construcción de una sociedad inclusiva, se identificó que en las currículas de Colombia, Chile, República Dominicana, Guatemala, México y el Paraguay no alientan suficientemente al alumnado a a participar en actividades políticas.