Ciudad de México. La sobreexplotación de los mantos acuíferos en la Cuenca de la Independencia ( o Cuenca Alta del río La Laja) en Guanajuato, ha generado efectos “nocivos a la salud para cerca de 500 mil habitantes, pues se ha detectado cantidades por arriba de la norma de arsénico y fluoruro, lo que generó daños renales y deterioro grave de la salud bucal”, alertó Marcos Adrián Ortega Guerrero, investigador del Centro de Geociencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y especialista en aguas subterráneas.
En el seminario virtual “Sociedad y sistemas gravitacionales de flujo de agua subterránea”, convocado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) como parte del ciclo “Pronaces de Agua y Cuencas”, destacó que en 90 por ciento de los cerca de 3 mil pozos de agua de esa cuenca, “se está extrayendo agua de la era del hielo, es decir, de hace 10 mil a 35 mil años, porque el agua joven ya nos la acabamos, lo que tiene graves efectos en la salud”.
Agregó que a pesar de la simplicidad conceptual del ciclo del agua, existen retos científicos para su adecuada cuantificación, particularmente del agua subterránea, que representa 97 por ciento del líquido disponible en México, por lo que destacó el papel prioritario de las comundiades y de establecer un trabajo científico y de investigación vinculado con sus problemas.
En el acuífero de la Independencia, como fue denominado por las comunidades, se inició un proyecto de investigación en 1998 que permitió conocer su grado de explotación y deterioro, pues presenta un incremento exponencial de áreas de riego para producto agrícolas de exportación principalmente hacia Estados Unidos y Europa.
La explotación de sus recursos hídricos alcanza la extracción de mil millones de metros cúbicos cada año, lo que está minando el acuífero, pues entre los efectos del exceso de extracción se detectó concentraciones elevadas de arsénico en agua subterránea, por arriba de los 0.025 miligramos que estable la Norma Oficial Mexicana, las cuales, afirmó Ortega Guerrero, “no son aplicadas, por lo que prácticamente son letra muerta. También se detectaron concentraciones elevadas de fluoruro de hasta 1.5 miligramos por litro”.
Indicó que las zonas de mayor concentración de estas sustancia se ubican en Dolores Hidalgo y San Miguel de Allende, donde 7 de cada diez niños que acuden a consulta dental, dijo, presentan fluorosis dental, que se produce por el consumo excesivo de fluoruro que provoca anomalías en el desarrollo del esmalte dental.