Mazatlán, Sin. El obispo emérito de Culiacán, Benjamín Jiménez Hernández, de 82 años de edad, falleció de Covid-19 en una clínica de Hermosillo, Sonora, informó el obispado de Sinaloa.
La Diócesis de Culiacán, señaló que el coronavirus ocasionó problemas severos de salud a Jiménez Hernández, que lo mantenían hospitalizado desde inicios de este mes.
El pasado 20 de noviembre, la autoridad eclesial emitió un comunicado en el que indicó que el prelado permanecía hospitalizado en una clínica de Hermosillo, Sonora, y su condición era grave, que se encontraba en terapia intensiva, intubado con posibles daños pulmonares y cardiacos, lo que finalmente le provocó su muerte.
Benjamín Jiménez nació el 31 de marzo de 1938 en Pénjamo, Guanajuato, y en 1951 ingresó al seminario diocesano en donde realizó estudios en humanidades. Posteriormente fue enviado al Seminario Nacional Pontificio de Montezuma, en Nuevo México, Estados Unidos, y en 1963 recibió la ordenación presbiteral en la catedral basílica de Culiacán.
En 1987, monseñor Luis Rojas, II Obispo de Culiacán, lo nombró miembro del cabildo catedralicio, y en 1988 se le otorgó el título de Monseñor; inició su oficio como Vicario General de la Diócesis, en1989 fue ordenado Obispo por el Nuncio Apostólico en México Girolamo Prigione y nombrado auxiliar de Culiacán; en 1991 inició como Obispo Diocesano de Culiacán, y nombrado por Juan Pablo II, como tercer Obispo.
En 2011 le fue aceptada la renuncia como padre diocesano por el Papa Benedicto XVI, permaneciendo como Obispo Emérito en Culiacán y en su lugar fue nombrado Monseñor Jonás Guerrero Corona.
Ese año, anunció su despedida a la comunidad católica de Culiacán “no quiero pasar esta oportunidad para pedir humildemente perdón a quienes, sin jamás yo pretenderlo, hubiera ofendido. Muchos de ustedes me conocen desde adolescente y saben que lo único que he intentado en mi vida, es servir, como lo expreso en el lema de mi escudo episcopal, “Fidelis Servus”.