Ciudad de México. Ante los líderes de las 20 economías más grandes del mundo, que integran el G-20, el presidente Andrés Manuel López Obrador sostuvo que el impacto económico de la pandemia produjo un incremento en las deudas de los países de 20 por ciento. Para evitar que esto se convierta en una amenaza para la estabilidad económica y el bienestar social, propuso hacer realidad que a las naciones más pobres se les aplique una quita en el monto de sus endeudamientos y se reduzca el pago del servicio por dicho débito.Durante su segunda participación en la cumbre virtual del G-20 planteó, además, que las naciones de economías medias tengan acceso a créditos con tasas de interés equivalentes a los que están vigentes en países desarrollados. Espero que seamos capaces de dejar en la historia un ejemplo de cómo hacer frente a una amenaza sanitaria mundial y a una grave crisis económica mediante el principio de fraternidad universal
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En su intervención de poco más de seis minutos, consideró que enfrentar la crisis económica ha sido menos doloroso y complejo que luchar contra la pandemia del Covid-19
. Reivindicó su estrategia para hacer frente a la caída de la economía sobre la base de desechar la ruta de endeudar al pueblo para rescatar a los de arriba, ahora es diferente
. Se canalizaron recursos producto de la austeridad y el combate a la corrupción a la base de la pirámide social para de ahí subir hacia la cúpula, es decir, se dio prioridad a los pobres
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López Obrador reconoció que la crisis económica provocada por lapandemia afectó la actividad productiva y el crecimiento disminuyó a una proporción sin precedentes en los últimos 90 años
. Entre otros efectos que este fenómeno económico produjo estuvo el incremento de 20 por ciento del peso de la deuda en todo el mundo.
Si bien resaltó que en México se desestimó la adquisición de mayores créditos para superar la coyuntura, la consecuencia que produjo el desaceleramiento en la generación de riqueza fue que se elevó la proporción del peso de la deuda pública en el país, que pasó de representar 44.8 por ciento del producto interno bruto a 51.1 por ciento.
En su exposición ante los líderes del G-20, el mandatario mexicano resaltó la recuperación económica que ha tenido el país, apuntalado en la política social de apoyar a los sectores populares mediante el anticipo de las pensiones para adultos mayores; la preservación de becas a estudiantes; apoyos a productores del sector agropecuario y pesquero, así como los créditos dirigidos a las pequeñas empresas del sector formal e informal.
Paralelamente, López Obrador habló del milagro
del incremento en el monto de las remesas hacia México de los paisanos que residen en Estados Unidos, el cual, a pesar de la pandemia, se incrementó, proyectándose que se concluirá el año con una suma de 40 mil millones de dólares.
Con la política social y estos recursos provenientes del exterior que se distribuyen entre 10 millones de familias pobres en el país –lo que significa un promedio de 350 dólares por cada una–, se impidió la caída del consumo popular, como lo prueba que las ventas en tiendas departamentales subieron cerca de 8 por ciento.
López Obrador explicó que hay otros signos que revelan la recuperación económica del país: a pesar de la pérdida de un millón de empleos en abril, ya se han generado 500 mil plazas formales registradas en el IMSS, proyectándose que para marzo se habrán restituido el millón de empleos perdidos; la fortaleza del peso mexicano, que no se ha depreciado en este contexto económico mundial y que aún en esta coyuntura la caída de la recaudación fiscal haya sido sólo de 2 por ciento.