Ciudad de México. En la definición de las currículas y en la formación inicial y continua de los maestros existe una presión de los poderes economicistas y empresariales globales que han tenido una “verdadera obsesión por controlar los contenidos y la formación del profesorado, como una forma de perpetuar un modelo de formación que sirva al sistema capitalista”, afirmó Jurjo Torres Santomé, catedrático de Didáctica y Organización Escolar en la Universidad de Coruña.
Al participar en el encuentro “Políticas, programas y gestión de la formación continua”, convocado por la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), agregó que en la mayoría de los sistemas educativos “falta escucha y atención a las verdaderas necesidades del magisterio”, lo que genera que “estemos formando sabios ignorantes, que saben mucho de su campo de especialización, pero nada sobre los otros y sus problemas”.
Por su parte, Carlos Eugenio Beca y Graciela Cordero Arroyo, expertos en temas educativos, destacaron que las políticas y programas de formación docente deben considerar una profesionalización más colegiada y cooperativa que aporte un rico capital docente; que recuperen la voz y la experiencia de los maestros.
Torres Santomé, destacó que existe consenso en la necesidad de una profesionalidad más colegiada y cooperativa que asuma la importancia de construir un capital profesional docente más rico, producto del trabajo en equipo. Resaltó que cuando se habla de formación y profesionalidad docente es preciso tener claro qué es educar, por qué hacerlo y para qué hacerlo.
Beca, profesor de Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Chile, afirmó que es fundamental que las políticas educativas den prioridad a la formación de directores para que puedan liderear estos procesos en sus escuelas y para que los docentes confíen ellos.