Caracas. Washington nombró a su primer embajador para Venezuela en una década a pesar de que Estados Unidos no tiene diplomáticos en su embajada de Caracas por la ruptura de sus relaciones.
La nominación de James Story como embajador fue confirmada el miércoles en una votación por aclamación en el Senado estadunidense. Llevará a cabo su labor desde la capital de la vecina Colombia, mientras Venezuela sufre una histórica crisis económica y política.
Story, de 50 años y natural de Carolina del Sur, podría jugar un papel clave al ayudar a guiar la política estadunidense en Venezuela durante la transición del presidente electo, Joe Biden. Las relaciones entre las dos naciones tienen un largo y complicado pasado que incluye la victoria del gobierno de Donald Trump al conseguir que se presentasen cargos contra el presidente venezolano, Nicolas Maduro, por presunto narcoterrorismo.
La victoria de Biden ha provocado un debate entre los que respaldan el enfoque duro de Trump aislando a Maduro y quienes dicen que es hora de tomar un nuevo rumbo. Los críticos alegan que las fuertes sanciones no han logrado sacar a Maduro del poder, abrieron el país a competidores de Washington como China, Rusia e Irán y complicaron la vida de millones de residentes en la nación sudamericana.
Estados Unidos y Venezuela no intercambian embajadores desde 2010, cuando sus relaciones empezaron a deteriorarse bajo la presidencia de Hugo Chávez. La ruptura total de los lazos diplomáticos se produjo el año pasado, con la retirada mutua de diplomáticos poco después de que Washington respaldó al opositor Juan Guaidó como líder legítimo del país.
Estados Unidos encabeza una coalición de docenas de países que rechazaron a Maduro tras su reelección para un segundo mandado en 2018 en una votación considerada ampliamente como un fraude porque a los líderes más populares de la oposición se les prohibió presentarse.
Desde entonces, Estados Unidos ha impuesto duras sanciones a Maduro, a su círculo íntimo y a la petrolera estatal en un intento por aislarlos. El gobierno de Trump ofreció una recompensa de 15 millones de dólares por la detención del dirigente venezolano luego de que una corte estadounidense lo acusó de delitos de narcotráfico.