Ciudad de México. La captación de niños en actividades delictivas cada vez es a menor edad, quienes escalan rápidamente en el crimen organizado para realizar labores de mayor riesgo y las medidas del distanciamiento por el Covid-19 empiezan a ver sus efectos sobre todo en infancias y adolescencias previamente precarizadas, afirmó la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, Nashieli Ramírez.
Tras darse a conocer la vinculación a proceso de los menores Rodrigo y Darwin, quienes trasladaban en una maleta el cuerpo de Alessandro, de 14 años, y una jueza les fijó la medida cautelar de internamiento preventivo y 60 días de plazo para la investigación complementaria, señaló que la escuela es un factor de contención sin lugar a dudas.
Consideró que, el no asistir a ella “es un elemento de riesgo mayúsculo y lo estamos viendo, con Alan Yahir y Héctor Efraín -quienes fueron desmembrados-; de Alessandro y del adolescente de Venustiano Carranza -que mató a dos menores, hirió a otro y un adulto-”, casos donde se da seguimiento, pues no se ha presentado ninguna queja.
El trabajo infantil también es un factor de riesgo para que sean captados por los diversos grupos delincuenciales, que “no son de ahora y están muy focalizados, por lo que se tendría que trabajar no solamente en lo estructural, sino también en lo que la emergencia sanitaria nos está dejando y nos va a dejar en los próximos meses”, puntualizó.
La estrategia de protección impulsada por la administración capitalina, con el programa Barrio Adentro, precisó, debe acompañarse con una de seguridad ciudadana, para “sobreproteger” a los niños y niñas, en las zonas de la ciudad que “perfectamente cubren el mapa de criminalidad, porque está ahí la Unión de Tepito y otros cárteles”.
Hoy se tienen tres fenómenos: uno, la captación de niños de menor edad respecto a hace 10 años, pues el foco está en niños de 11 o 12; la segunda, escalar demasiado rápido en las filas del crimen organizado, cuando antes eran “halconcitos que avisaban sí venía la tira”, y la última es que cada vez se ha extendido más esta situación.
Una de nueva generación está relacionada con el Covid-19, debido a que el distanciamiento ha impactado en los niños y adolescentes previamente precarizados, y las autoridades tienen que sumar a su programa de Barrio Adentro, el trabajo comunitario para recomponer el tejido social; y una estrategia de seguridad para desmantelar los grupos criminales.
Se trata de evitar que “esos grupos estén presionando a estas familias, a esas casas y a esas personas, en lo específico, y hacerlo de manera permanente, porque no es una acción de resultados inmediatos”, dijo al informar que los papás de Alán y Héctor no han querido presentar una queja.
No obstante, argumentó, ello no impide se haga un seguimiento, como también en los otros dos casos, tanto de las familias, como de la respuesta de las autoridades alrededor de este fenómeno.
Por otra parte, la jueza que vinculó a proceso a Rodrigo y Darwin, de 15 años, revisará el 11 de diciembre la medida cautelar que les impuso e informó que el 16 de enero del próximo año concluye el plazo para la investigación complementaria del caso.