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Pandemia afectará severamente envío de remesas: ONU

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Oficinas de Western Union en La Habana, Cuba. Foto AFP / Archivo
10 de noviembre de 2020 14:02

Los impactos de la pandemia de Covid-19 tendrán severos impactos en el envío de remesas, de las cuales dependen una de cada nueve personas en el mundo, esto es, 800 millones de habitantes. 

Esos recursos caerán 14 por ciento en 2021, lo que generará que 33 millones de personas más en el orbe pasarán hambre a finales de ese año, debido a la disminución del dinero que envían los migrantes por la crisis económica derivada de la pandemia. 

Así lo advierte un estudio dado a conocer este martes por dos agencias de la Organización de las Naciones Unidas: el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Internacional de las Migraciones (OIM). 

En América Latina, agrega el reporte, las remesas bajarán 0.2 por ciento en 2020 y 8.1 por ciento para el próximo año. 

“La pandemia de Covid-19 tendrá repercusiones durante años para los migrantes y puede provocar un aumento de la migración cuando las restricciones se levanten. Los efectos para los migrantes y sus familias no son una crisis temporal, sino una profunda disrupción que cambiará los patrones de migración durante años y cuyos efectos se sentirán en los próximos meses”, advierten las agencias de la ONU. 

Agrega que los gobiernos deben tomar medidas para proteger a los más vulnerables, pues una de las consecuencias de la pandemia durante los próximos lustros será el incremento de la migración cuando las restricciones se levanten. 

El efecto inmediato ha sido la pérdida de trabajo para los migrantes. Angela Wells, portavoz de la OIM señaló: “Sin unos ingresos estables, el informe alerta de que muchos se verán obligados a volver a sus lugares de origen, lo que causará una importante caída en las remesas, que estimamos que son un salvavidas para unos 800 millones de personas, o una de cada nueve personas en el mundo”. 

El estudio indica que la pandemia y las medidas de confinamiento han aumentado la llamada inseguridad alimentaria, es decir la imposibilidad de acceder a la comida de forma regular. También ha crecido la fragilidad entre los migrantes y las comunidades obligadas a abandonar sus hogares por conflictos y desastres naturales. 

Las poblaciones migrantes centroamericanos ya están experimentando el impacto económico severo del Covid-19. Más de la mitad de quienes participaron de un estudio de la OIM habían perdido su trabajo por la pandemia y 82 por ciento dijo que habían tenido que reducir la cantidad de remesas que normalmente envían porque no tenían suficientes ingresos. 

En el Corredor Seco de la región, donde las sequías afectan a Nicaragua, Honduras, Guatemala y El Salvador, la situación que se vive es muy difícil, con 78 por ciento de los hogares que dependen de las remesas para sobrevivir o complementar sus ingresos y así comprar alimentos o invertir en la agricultura familiar. 

El estudio de las agencias de la ONU indica que más del 60 por ciento de las personas encuestadas en estos cuatro países en agosto de este año expresaron su preocupación por no tener suficiente para comer, particularmente en Honduras. 

“El impacto socioeconómico de la pandemia es más devastador que la propia enfermedad. Muchas personas de países de ingresos bajos y medianos, que hace unos meses eran pobres, pero podían sobrevivir, ahora encuentran que sus medios de vida han sido destruidos. Las remesas enviadas por los trabajadores en el extranjero a sus familias en el país también se han agotado, lo que ha provocado enormes dificultades. Como resultado, las tasas de hambre se están disparando en todo el mundo”, expresó el director ejecutivo del PMA, David Beasley. 

Ambas agencias de la ONU piden a la comunidad internacional que se asegure de que se hagan todos los esfuerzos posibles para limitar el impacto inmediato en los más vulnerables, al tiempo que se garantizan inversiones a más largo plazo que aseguren un camino hacia la recuperación. 

Para ello, proponen ocho acciones prioritarias para reconocer la relación entre el hambre y la migración, fundamental dentro de la respuesta a la crisis actual: garantizar que los migrantes que enfrentan graves dificultades puedan acceder asistencia para satisfacer sus necesidades alimentarias y otras necesidades esenciales; brindar asistencia a los desplazados y a sus comunidades anfitrionas, incluidos refugiados y solicitantes de asilo, desplazados internos, así como migrantes en situaciones de crisis. 

También proporcionar acceso seguro a servicios críticos e información inclusiva para todas las poblaciones en movimiento y desplazadas internamente; reconocer las contribuciones positivas de los migrantes y la diáspora, y promover su inclusión en los sistemas de protección social; facilitar el flujo de remesas como elemento financiero esencial; promover los ajustes necesarios a los marcos legales nacionales y garantizar el acceso a los servicios de justicia; contrarrestar la xenofobia, la estigmatización y la discriminación hacia personas en movimiento a raíz del Covid-19, y mejorar los datos y el análisis para comprender mejor los impactos de la pandemia sobre movilidad, remesas y dinámica de la seguridad alimentaria.

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