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El periodismo de Fisk, valentía, visión y soberbia habilidad como escritor / 'La Semanal'

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08 de noviembre de 2020 10:03
Hombre esencialmente modesto (mantenía guardados en un cajón los diplomas, reconocimientos y premios que obtuvo por su labor periodística a lo largo de su vida), también era conocido por su valentía, su capacidad para expresar, a veces con rudeza pero también con gran empatía, el drama humano del que era testigo, y es, sin duda, una de las figuras más trascendentes del periodismo internacional. Su congruencia y honestidad profesional son motivo de este artículo.

 Pese a que Robert Fisk ganó probablemente más premios prestigiosos que cualquier otro periodista –obtuvo decenas y decenas de ellos–, no los exhibía en su hogar de Irlanda, los conservaba discretamente guardados. Si bien no era un hombre que lo ostentara, se estableció como uno de los más relevantes corresponsales extranjeros británicos cada década desde los años setenta. Si bien hubo muchos otros excelentes periodistas, Fisk se distinguió por su valentía, su visión profunda y su habilidad como escritor, principalmente en el diario The Independent.

Era intrépido no sólo al decirle la verdad al poderoso, sino al aventurarse repetidamente en lugares de enorme peligro. Tenía un hogar cerca de Dublín, pero otro particularmente riesgoso en Beirut, donde los reporteros a menudo estaban bajo amenaza de ser secuestrados.

Se distinguió desde los años setenta en Belfast, cuando numerosas organizaciones noticiosas se inclinaban a repetir las a menudo dudosas versiones oficiales de muchos incidentes controversiales. Fisk verificaba y reverificaba todo, en su negativa de aceptar simplemente lo que las autoridades afirmaban, y ello causaba mucha molestia al gobierno británico y su ejército.

En cierto sentido, nunca se fue de Irlanda. Escribió dos libros sobre ese país y compró un espléndido hogar con vista al mar en Dalkey, justo al sur de Dublín, al que volvía a menudo. Más tarde, después de tener su base en Beirut por años, añadió a su casa muchos toques de Medio Oriente, región que lo fascinó, con su inseguridad y recurrentes conflictos violentos.

Llegó ahí por primera vez a principios de los años ochenta, cuando fue testigo de innumerables explosiones, enfrentamientos civiles y escenas espantosas. Decidió que se quedaría.

Fue uno de los primeros reporteros en entrar a los campamentos de Sabra y Chatila, donde fueron masacrados cientos de palestinos.

“Los israelíes lo vieron y no hicieron nada”, escribió. “Con otros dos colegas entré a los campamentos antes de que los asesinos terminaran de cometer sus crímenes de guerra. Me escondí con un reportero estadunidense en el patio trasero de una choza, al lado de una joven recién ejecutada. Trepé por encima de pilas de cadáveres. Esa noche quemé mis ropas porque olían a descomposición.”

Después de unos años cambió The Times por The Independent y se radicó en Beirut, pero viajaba a lo largo y ancho de toda la región.

Se volvió conocido por su disposición a aventurarse en áreas peligrosas y por su manera de escribir, que era a veces controversial, a veces brutal. No mantenía en secreto su visión personal cuando escribía y hablaba de su compasión hacia los que veía ser víctimas de asesinato, al tiempo que se convirtió en un frontal crítico de Estados Unidos
e Israel.

Adicionalmente a sus cientos –quizás miles– de reportes periodísticos, también se sumergió en la historia de Medio Oriente, en su política y cultura, y produjo un número sustancial de libros. Cuando le pregunté sobre quedarse en su hogar en Irlanda, en una ocasión que estábamos rodeados de pilas de los manuscritos que estaba a punto de entregar a su editor, le sugerí que tomara las cosas más a la ligera. Me sonrió y dijo: “Sólo tengo que escribir otros dos libros grandes.” No creo que los haya terminado.

Otra parte importante de su vida se desarrollaba cuando era presionado a dar charlas sobre Medio Oriente en muchos países. Cuando comenzó a hacerlo, el clamor por boletos era enorme; a menudo Fisk atraía concurrencias de más de mil personas.

En un evento en Dublín hubo mil 200 asistentes.

A Robert Fisk le sobrevive su esposa, la cineasta y activista de derechos humanos Nelofer Pariza.

Robert Fisk nació el 12 de julio de 1946 y falleció el 30 de octubre de 2020

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