La capacidad de cuidar a los demás es una labor que tradicionalmente se le ha asignado a las mujeres como una actividad secundaria con respecto al trabajo remunerado fuera de casa, pero debe revalorarse como una habilidad que ambos sexos deben cultivar, pues así se desarrollan la empatía y la resolución pacífica de conflictos.
Así lo afirmaron las investigadoras participantes en el IV Congreso de Construcción de Paz con Perspectiva de Género –organizado por la Universidad Iberomericana--, en el cual señalaron que la conciencia sobre el valor de los cuidados permite no sólo el bienestar de los demás, sino el de uno mismo y del entorno natural del cual depende la sociedad.
La académica feminista Irene Comins Mignol consideró que la formación social que tradicionalmente se le da a las mujeres en tareas de cuidado y sostenimiento de la vida ha generado que sean ellas quienes conozcan más sobre estrategias de diálogo y entendimiento pacífico, a diferencia del mundo masculino que cree que puede prescindir de ellas, por girar en torno a conceptos de poder y violencia.
“Lo que hacemos, nos hace. Estas atribuciones han hecho que desarrollemos determinadas competencias que debemos compartir con los hombres, como la empatía, la paciencia, la responsabilidad, el compromiso, la ternura y la escucha. Son valores fundamentales para la construcción de una cultura de la paz, desarrolladas por una praxis del cuidado”, señaló.
“Es importante mostrar la vulnerabilidad de la humanidad y la naturaleza, así como la importancia del cuidado. El objetivo es fortalecer la capacidad de cuidar, desarrollar una preocupación sincera por quienes sufren, todo ello en beneficio de uno mismo, de los demás y de la naturaleza”, recalcó.
Por su parte, la socióloga y profesora Mercedes Alcañiz señaló que, a pesar de los recientes avances en el reconocimiento del derecho de los hombres a tener el mismo tiempo que las mujeres para cuidar a sus hijos recién nacidos, aún son muy pocos los que ejercen dicha garantía, por temor a ser juzgados socialmente.