Con llamado a los países de la región para construir sistemas educativos más inclusivos y horizontales, se presentó el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (GEM) 2020. “América Latina y el Caribe. Inclusión y Educación: Todos y todas sin excepción”, elaborado por la oficina regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el Laboratorio de Investigación e Innovación en Educación para América Latina y el Caribe (SUMMA) y la oficina central del Informe GEM.
En la presentación virtual, Carlos Vargas, jefe de la Unidad de Desarrollo Docente de la oficina regional de Unesco, alertó que la “creciente estandarización de la educación, de la lengua de instrucción, del currículo, de la formación docente y de la evaluación, suponen una tensión importante de cara a la diversidad, pues ésta desafía las formas educativas tradicionales”.
Por ello, destacó que se requiere de una transformación de la escuela, “institución diseñada originalmente para homogeneizar, pero que debe evolucionar a una que abrace la diversidad y la construya no como un lastre para los sistemas educativos, sino como un elemento que enriquece a la educación y a las sociedades en su conjunto”.
Manos Antoninis, director del Informe GEM, destacó que los principales hallazgos de la investigación revela que los sistemas educativos de la región aún mantienen múltiples barreras a la inclusión y a la igualdad de oportunidades educativas, cuando los sistemas formativos “no deberían discriminar a nadie, sino ajustarse a sus alumnos y no pretender que ellos se ajusten al sistema”.
Destacó que América Latina y el Caribe aún son la región más desigual del mundo, donde el estigma, los estereotipos y la discriminación afecta a millones de personas en las aulas que ven disminuidas sus oportunidades de adquirir aprendizajes.
En cuanto a la pandemia de Covid-19, alertó que puede profundizar las brechas de desigualdad, y subrayó que las nuevas tecnologías y la educación a distancia “ya han demostrado que no son la panacea, pero que se debe fortalecer que la tecnología sea un instrumento útil para la formación de los niños y adolescentes”.
Javier González, director de SUMMA, reconoció que si bien la región ha priorizado el gasto educativo en las últimas dos décadas, pues aumentó de 3.9 a 5.6 por ciento del Producto Interno Bruto de 2005 a 2017, destacó que aún falta mucho por avanzar, en particular en el gasto por alumno y el eficiencia en el gasto del sector.
Alertó que uno de los desafíos son los bajos salarios de los docentes en la región, quienes se ven obligados a tener más de un turno laboral, lo que afecta la calidad de su función docente. A ello se suma la necesidad de promover nuevos saberes y conocimientos en los currículos nacionales, pues enfatizó que como sociedades “debemos definir qué es lo más importante que se debe aprender, pero desde una visión inclusiva”.
Vargas enfatizó que el informe revela las contradicciones de los sistemas y de la escuela que “se encuentran con formas de organización y gobernanza educativa que lejos de acomodar o dar respuesta diferencias a las diversas formas de ser, de pensar y sentir de sus sujetos, tienden a homogenizar los procesos de aprendizaje”, lo que representa un desafío para la construcción de una educación realmente inclusiva.