Tegucigalpa. La ahora depresión tropical Eta avanzaba el jueves sobre Honduras, generando aún intensas lluvias que han desbordado ríos, inundado comunidades y provocado deslaves de tierra en varias zonas de Centroamérica, donde los fallecidos aumentaron a 13.
La tormenta, que tocó tierra el martes en Nicaragua como huracán categoría 4, se movía lentamente por la región y el pronóstico es que se dirija hacia el Caribe y gane fuerza mientras avanza hacia Cuba y Florida.
Eta presentaba vientos máximos sostenidos de 45 kilómetros por hora (30 millas por hora) y se movía al oeste-noroeste a 11 kilómetros por hora (siete millas por hora). Se localizaba a unos 145 kilómetros al sur de La Ceiba, en Honduras.
Guatemala reportó el jueves cuatro fallecidos, que se suman a otras siete víctimas en Honduras y dos más en Nicaragua.
Tres personas murieron en el departamento central guatemalteco de Quiché por deslaves en sus comunidades, entre ellos dos niños que estaban juntos cuando su casa colapsó, informaron los bomberos locales.
El presidente Alejandro Giammattei informó que una cuarta persona falleció en Chinautla, en las afueras de la capital, también por un deslave.
En Honduras, las lluvias afectaban sobre todo la zona norte del país, donde algunas comunidades estaban inundadas.
La comunidad de Villanueva, al sur de la ciudad de San Pedro Sula, amaneció bajo el agua debido al desbordamiento del río Ulúa, aunque no se reportó ninguna víctima.
Docenas de habitantes del vecindario Satélite, también en San Pedro Sula, tuvieron que abandonar sus casas cerca de las cuatro de la mañana por el desbordamiento del río Chamelecón.
Antes incluso de que el ojo de Eta llegase a Honduras, cientos de personas se vieron obligadas a abandonar sus casas por las inundaciones.
Una niña de 12 años falleció el martes por un deslave en San Pedro Sula, dijo Marvin Aparicio, jefe del Sistema de Comandos de Incidentes de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco). Un joven de 15 años murió ahogado cuando trataba de cruzar un río crecido por las lluvias, explicó el miércoles Edy Chacón, alcalde de la localidad de Sulaco, en el centro de Honduras.
Respecto de los decesos, Copeco ha registrado dos oficialmente, sin embargo, el portavoz del Cuerpo de Bomberos, Óscar Triminio, confirmó a AP que el número asciende a siete personas, cuatro en Tela, uno en Santa Bárbara, uno en Cortés y otro en Sulaco, Yoro.
“A nosotros nos remitió la información la Secretaría Municipal de la comunidad de San Antonio, sobre la muerte de una niña soterrada la madrugada del miércoles y que fue rescatada por los pobladores de la comunidad conocida como La Fortaleza, un sector montañoso, situado en Tela”, expresó Triminio.
“En esa misma zona, en la parte alta de la aldea hubo otro deslave fuerte que dejó soterrada una vivienda con tres personas (una madre y sus dos hijos) que no han sido rescatadas. No hay cómo llegar a esa comunidad y tampoco hay señal telefónica”, agregó.
Triminio también tiene reportes de otra persona fallecida en el departamento de Santa Bárbara, se trata de una niña de dos años que murió cuando junto a su madre trataban de cruzar un afluente y fueron arrastradas por las correntadas de agua, la mujer logró sobrevivir.
En Nicaragua, dos mineros fallecieron tras un deslave.
Según la previsión del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, Eta podría arrojar aún entre 380 y 635 milímetros (entre 15 y 25 pulgadas) de lluvia en algunas partes de Nicaragua y Honduras, y hasta 1 litro (40 pulgadas) en ciertas zonas aisladas.
Eta dejó una senda de destrucción en el norte de Nicaragua, comenzando por la ciudad costera de Bilwi.
Allí, brigadas de defensa civil trabajaron el miércoles para limpiar las calles de calles de árboles, postes de luz y planchas de metal de tejados caídos. Algunos vecindarios quedaron completamente inundados. La vicepresidenta y primera dama del país, Rosario Murillo, dijo que más de 51 mil familias estaban sin electricidad en las zonas afectadas.
En el norte de Nicaragua está la mayor parte de producción de café del país, una exportación crítica. Lila Sevilla, presidenta de la Alianza Nacional de Cafetaleros, dijo que estaban preocupados porque los deslaves puedan afectar a las plantas y bloquear las carreteras necesarias para llevar las cosechas al mercado.
“Aún es temprano para evaluar el impacto de las lluvias, pero sí podemos prever daños a la red vial en municipios del norte", explicó Sevilla.
La cosecha no ha comenzado aún, pero unas lluvias prolongadas podrían hacer que el café madurase muy rápido y afectar a su calidad, añadió.