Lisboa. La mayor parte de Portugal entró este miércoles en un nuevo confinamiento, más flexible que el de la primera ola de Covid-19, pero el gobierno podría decidir imponer medidas más estrictas para contener el virus.
"Si la pandemia lo exige, se tomarán medidas más severas", advirtió el primer ministro, Antonio Costa.
Este nuevo confinamiento concierne 121 de las 308 comunas, que albergan el 70% de los 10 millones de habitantes, y estará en vigor durante al menos dos semanas.
En la medida de lo posible, el teletrabajo es obligatorio y se establece el "deber cívico del confinamiento a domicilio", aunque se prevén varias excepciones, como ir a comprar, hacer deporte o brindar asistencia a alguien.
A diferencia del confinamiento en primavera, las escuelas permanecerán abiertas, así como los comercios y los restaurantes, que deberán cerrar antes, igual que los espacios culturales.
"Si se respetan estas medidas, esperamos que sean suficientes", declaró a la AFP Pedro Simas, virólogo en el Instituto de Medicina Molecular João Lobo Antunes de Lisboa.
Como otros países europeos, Portugal está viviendo un recrudecimiento de la epidemia de coronavirus, que supera la primera ola en número de contagios diarios y de personas hospitalizadas.
Pero, según el doctor Simas, "el nivel de la situación portuguesa no es comparable al de otros países europeos" y el país puede permitirse aplicar "medidas más flexibles" y evitar un "confinamiento total".
El gobierno se prepara sin embargo a una evolución epidémica menos favorable y pidió el lunes el acuerdo del presidente y del parlamento para declarar el estado de emergencia sanitaria. Esto permitiría, según Costa, "resolver las dudas jurídicas" que podrían generar otras medidas restrictivas que se están estudiando.
El ejecutivo quiere asegurarse de que, desde un punto de vista legal, puede limitar la libertad de circulación de personas, como por ejemplo instaurar un toque de queda durante el fin de semana.