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Fue una jornada de esperanza, enojo y miedo en EU

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Un voluntario de la Universidad de Iowa desinfecta las cabinas de votación en el Centro de Bienestar y Recreación del campus. Foto Ap
04 de noviembre de 2020 08:12

Nueva York. El supuesto derecho sagrado democrático de votar en este país culminó sin que nadie pueda garantizar que los votos cuenten, en un clima en el cual un presidente no descarta una especie de autogolpe si no gana en las urnas, y millones, en una ola multirracial que es la cara del futuro del país, tratando de rescatar lo que queda de esta democracia de las garras de un proyecto populista de derecha que nunca ha gobernado con el apoyo de una mayoría.

Millones de personas se formaron en largas filas en el país, algunos sin cubrebocas, una de ellas la esposa del mandatario, Melania, votando –se supone– por su marido. Fieles de Donald Trump repitieron las mil falsedades, teorías de conspiración y negación de la ciencia que expresa sin cesar su líder, y si esos argumentos no funcionan siempre hay la de la intervención divina, como comentó una mujer: Dios lo puso en la Casa Blanca y aún tiene más que hacer. Otros repitieron la razón por la cual votaron por él la primera vez en 2016: estaban hartos de la cúpula política de ambos partidos en Washington.

Mientras, aparentemente atreviéndose a desobedecer las órdenes divinas, otros se formaban para depositar su voto por los demócratas, pero vale subrayar que muchos, tal vez la mayoría, no estaban votando por el candidato demócrata Joe Biden, sino en contra del ocupante de la Casa Blanca, ya que más que nada, esta elección se convirtió en un referendo sobre Trump.

Washington, 3 de noviembre de 2020. Millones de personas votaron este martes para elegir si el presidente Donald Trump o el candidato demócrata Joe Biden liderará a Estados Unidos los próximos cuatro años, poniendo fin a una campaña electoral amarga y divisiva marcada por las acusaciones mutuas y la pandemia del coronavirus. Los votantes, muchos con mascarillas y respetando el distanciamiento social, hicieron filas en todo el país para sufragar, sin señales de interrupciones en los lugares de votación que algunos habían temido tras una prolongada campaña marcada por una retórica provocativa en un país profundamente dividido. ( Con información de Reuters)

 

Unos dos tercios de los votantes expresaron que su opinión de Trump, buena o mala, fue lo que motivó su voto, según un sondeo de la agencia Ap. Un 63 por ciento opina que el país avanza en dirección errónea.

El clima fue una combinación de esperanza, ira y temor, algo que se expresaba en las filas de las casillas y en entrevistas con un amplio abanico de votantes durante los últimos días. Algunos llegaron a comentar que el futuro de la democracia está en juego.

Ex candidato presidencial, el senador Bernie Sanders reiteró: ésta no es sólo una elección entre Trump y Biden. Ésta es una elección sobre la democracia, contra el autoritarismo, y la democracia tiene que ganar y la primera manera de lograr eso es salir a votar en cantidades abrumadoras y derrotar a Trump, el presidente más peligroso en la historia estadunidense.

Otros estaban furiosos por las muertes de casi un cuarto de millón de personas –cifra muy superior a la de los estadunidenses fallecidos en todas las guerras en los últimos 70 años, explicó alguien– que atribuían en gran medida al manejo irresponsable de Trump de la pandemia.

Mayorías abrumadoras creen que el país camina en la dirección errónea. La pandemia y la crisis económica son las principales preocupaciones entre el electorado, y eso se expresaba de manera personal, varios votantes conocen a alguien afectado por el Covid-19 y otros están asustados por su supervivencia económica. Algunos más siguen pensando que Trump les regresará alguna version mítica del país donde todos (los blancos) son reyes y que los demócratas son socialistas disfrazados.

No fue el mejor anuncio o imagen para una democracia que se proclama ejemplo para el mundo el que las elecciones se hayan realizado con tropas de la Guardia Nacional y policías en estado de alerta en varios estados y ciudades del país, con varios comercios de marcas emblemáticas –Macy’s en Herald Square, Saks, Bloomingdales, Hermes, Tiffany, Dior– y algunos hoteles colocando grandes hojas de madera sobre sus vitrinas en Nueva York y otras ciudades, y que las medidas de seguridad hayan incluido una nueva valla alrededor de la Casa Blanca. Por lo menos un gobierno extranjero emitió alertas a sus ciudadanos en Estados Unidos sugiriendo tomar precauciones por posibles brotes de violencia relacionada con la elección.

Más aún, algunas agencias de inteligencia anticipaban violencia de agrupaciones estadunidenses ultraderechistas. El Departamento de Seguridad Interna evaluó que los supremacistas blancos son la amenaza más persistente y letal durante la coyuntura electoral, según un informe de inteligencia del ejército filtrada al periodista Ken Klippenstein de The Nation ayer por la tarde.

Sin embargo, la jornada electoral procedió sin graves problemas, sorprendiendo a casi todos. Aunque se reportaron algunos incidentes aislados de intimidación y maniobras de desinformación en algunos distritos electorales demócratas –o sea, en contra de ellos– y hubo por lo menos un hombre armado cerca de una casilla, además de algunos reportes de máquinas para voto que no funcionaban, observadores como el Comité de Abogados por Derechos Civiles bajo la Ley, reportaron: no hemos visto problemas sistemáticos mayores.

Anoche cientos de personas se congregaron cerca de la Casa Blanca en lo que algunos llamaron una fiesta de despedida para Trump. Al ritmo de tambores bailaron y prevaleció un ambiente relajado, a pesar de expectativas de disturbios de algunas autoridades.

Otros esperaban festejar por todo el país, pero todos estaban renuentes hasta tener algún tipo de confirmación de que ganaron, y aún estaban a la espera al concluir el día de los comicios.

El contexto

La pandemia contagió las elecciones estadunidenses, convirtiéndose en el factor clave de la contienda, entre los que usan cubrebocas y los que no, y su víctima mayor tal vez es Donald Trump, por su manejo irresponsable del Covid-19 en Estados Unidos, que continúa como el país número uno en contagios (más de 9.4 millones) y muertes (231mil 990) en el mundo.

También es una elección que se realiza en lo que promete ser la peor crisis económica desde la Gran Depresión, y la mayor exhibición de la desigualdad económica que se ha desarrollado bajo las políticas neoliberales de republicanos y demócratas a lo largo de las últimas cuatro décadas.

Desde marzo hasta la fecha, o sea a lo largo de la pandemia, 644 multimillonarios estadunidenses han incrementado sus fortunas en 931 mil millones de dólares, según un ánalisi de inequality.org. Entre ellos están Jeff Bezos de Amazon, Mark Zuckerberg de Facebook y Elon Musk de Tesla.

En tanto, la devastación económica producto del mal manejo de la pandemia ha generado una pesadilla para la población en general. Más de 23 millones de desempleados perderán la asistencia pública, decenas de millones enfrentan la posibilidad de ser lanzados de sus viviendas por falta de pago, o verán cortado el suministro de agua y electricidad por no poder pagar sus cuentas. Unas 98 mil empresas han cerrado. Un 40 por ciento de dueños de restaurantes dicen que tendrán que bajar las cortinas sin más apoyo del gobierno.

Los migrantes son los más vulnerables en esta coyuntura de pandemia, crisis económica y un gobierno antimigrante que apoya a agrupaciones racistas, y millones de ellos ayer tuvieron que ser espectadores de una contienda que tiene severas consecuencias directas para ellos, pero en la cual no tienen voto.

 

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