San Paulo. Miles de brasileños acudieron este lunes al cementerio de Vila Formosa, el mayor de Sao Paulo y América Latina, para honrar a sus seres queridos en el Día de los Muertos, aprovechando el fin de las restricciones de visita impuestas en este estado durante los primeros meses de la crisis por la pandemia de coronavirus.
"Venimos cada año por el Día de los Muertos. Cada tres meses vengo para hacer mantenimiento. Así de bonito está el lugar en el que está. Venimos con mucho amor y cariño, para hacer una oración por ella y para todos los seres queridos", explica a la AFP un agradecido Claudionor da Glória, quien acudió junto a sus tres hijas a visitar la tumba de su esposa.
La semana pasada, el gobernador del estado Sao Paulo, Joao Doria, anunció que se permitirían las visitas a los cementerios durante el Día de los Muertos.
Y pese a que este lunes hubo una gran afluencia en este camposanto popular de 750 mil m2, que alberga los restos de 1.5 millones de personas, no se generaron grandes aglomeraciones y los asistentes respetaron la distancia social, constató la Afp.
En la entrada, el personal del cementerio medía la temperatura de los recién llegados, la mayoría de los cuales usaba mascarilla, y les proporcionaba gel de alcohol desinfectante para las manos.
Los visitantes rezaron, limpiaron las tumbas de los difuntos, plantaron flores o encendieron velas.
Entre ellos estaba Carmem Gualter, una mujer de 61 años que llegó a recordar "con tristeza, pero también las alegrías" que vivió con su hermana fallecida hace dos semanas.
Al inicio de la pandemia en Brasil, este cementerio se convirtió en el símbolo de la devastación causada por el virus. Los sepultureros tuvieron que trabajar a destajo ante el creciente número de muertos, e incluso fue necesario abrir miles de nuevas fosas.