Los casi 120 panteones que hay en la Ciudad de México se mantuvieron cerrados ayer y vigilados por policías por si se presentaban incidentes; aun así, decenas de personas acudieron con enormes ramos de flores con la esperanza de que se les permitiera entrar.
La alcaldía Iztapalapa anunció que permitirá la visita programada a sus cementerios, previa cita telefónica, y con el cumplimiento de las medidas sanitarias.
La emergencia impidió que fueran unas 200 mil personas que cada año visitan a algún familiar o amigo, pero a partir del 6 de noviembre podrán hacerlo cualquier día de la semana, de las 8 a las 15 horas, aunque se mantendrá un flujo de 100 asistentes por día.
Las mujeres embarazadas, niños o adultos mayores no podrán ingresar a los tres cementerios generales, entre ellos el de San Lorenzo Tezonco y San Nicolás Tolentino, dos de los más grandes de la capital, tampoco a los siete vecinales.
La alcaldesa Clara Brugada dijo que cada año es una tradición acudir a los panteones entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre, pero la emergencia sanitaria obligó a cerrarlos para evitar aglomeraciones y riesgos de contagio.
Seguridad extrema
Los interesados pueden llamar al 5517972132, de 8 a 19 horas, donde se les indicará si la fecha y hora en la que desean acudir está disponible, el número de personas que pueden ir y el tiempo de permanencia.
Hasta la tarde de ayer se habían agendado 71 visitas que deberán usar cubrebocas, conservar la sana distancia y lavarse constantemente las manos para prevenir contagios.
Por su parte, la Secretaría de Seguridad Ciudadana continúo con la vigilancia y supervisión de la movilidad en las inmediaciones de los cementerios, donde los policías permanecieron afuera, pues hubo sólo algunas liturgias y servicios funerarios controlados.
Quienes acudieron con la esperanza de pasar tuvieron que regresar a sus casas cargados con gladiolas, crisantemos, nube o las tradicionales flores de cempasúchil, al no poder dejarlas en las tumbas de sus seres queridos.
La dependencia informó que instaló una ofrenda especial para rendir homenaje a los efectivos que han fallecido por el Covid-19 y en cumplimiento de su deber en el Museo del Policía, mientras la brigada de vigilancia animal colocó en sus instalaciones un altar para recordar a los perros que han formado parte de la institución.