Nueva York. A 48 horas del día de las elecciones el martes, el torbellino de las campañas de Donald Trump y Joe Biden por la presidencia cruzaron por estados que podrían definir el triunfo final, entre más actos de intimidación y agresión por parte de los fieles del presidente, quien advirtió que al concluir la votación iniciará la batalla legal para disputar los resultados.
El demócrata Joe Biden se enfocó en Pennsylvania, estado que ambas campañas consideran podría ser el terreno de la batalla final de la elección, donde continuó con su mensaje de que esta elecciones se tratan de “salvar el alma” de Estados Unidos y siguió atacando el manejo de la pandemia -cuyo rebrotes están por ahora descontrolados sobre todo en los estados claves que determinarán esta elección- por el presidente. “Él es el virus”, declaró en uno de sus mitines.
Mientras tanto, Trump inició una gira mareadora de eventos en Michigan, Iowa, Carolina del Norte y Florida, donde prosiguió con su mensaje repleto de distorsiones y mentiras sobre como se está por superar la pandemia y sus logros económicos y continuando promoviendo su mensaje antimigrante.
Comentó que el incidente peligroso en Texas hace un par de días, donde un convoy de autos pro-Trump casi provocaron un accidente al rodear a un autobús de la campaña demócrata sobre una autopista, solo era que sus activistas, a quienes llamó “patriotas”, estaban “protegiendo a ese autobús, porque son amables”. En un tuit afirmó que sus seguidores “no hicieron nada malo” y se quejó de que la FBI está investigando el incidente, escribiendo que deberían mejor “investigar los terroristas, anarquistas y agitadores de Antifa que están incendiando nuestras ciudades gobernadas por demócratas y dañando a nuestra gente”.
Trump y sus estrategas han estado cultivando las bases para cuestionar el resultado electoral y la legitimidad de todo el proceso desde hace semanas, acusando que una derrota sólo será posible por un magno fraude de los demócratas. Primero intentaron suprimir el voto adelantado, incluso logrando que el servicio postal provocara demoras en la entrega de los votos enviados por correo, pero eso ha fracasado en buena parte con más de 93 millones de votos ya emitidos, un récord histórico.
Por lo tanto, ahora harán lo posible para suprimir el conteo de esos votos, Este domingo, Trump repitió la acusación falsa de que los resultados deberían de conocerse la misma noche de la elección el 3 de noviembre, ya que “así ha sido y es como debe ser”. Nunca ha sido así, nunca se han reportado los resultados finales oficiales esa misma noche,
Pero esto es parte del intento de proclamar victoria esa misma noche, donde tal vez el voto parcial podría proyectar una ventaja de Trump, pero que esa tendencia cambiará al avanzar el cómputo de todos los votos, incluyendo los adelantados, a favor de los demócratas -ya que los demócratas están votando más que nunca por correo en esta contienda por las condiciones de la pandemia. Ante ello los republicanos acusarán que sus contrincantes se están “robando” la elección.
De hecho, según algunas versiones, Trump ya está preparado para declarar su triunfo esa noche aun sin las pruebas de ello. Pero hoy sugirió que en el momento que cierren las casillas, el desplegará a los abogados para disputar boletas, procesos de conteo y los resultados, lo cual sugiere que la disputa electoral continuará en los tribunales.
Estas maniobras ya han iniciado en algunos lugares. Republicanos en el condado de Harris donde está ubicado Houston intentaron descalificar a más de 120 mil votos ya depositados, pero hoy la Suprema Corte de Texas negó la solicitud, la cual podría continuar ante ahora tribunales federales.
Llama la atención que el mensaje del presidente al aproximarse el fin de la campaña es que enviará un ejército de abogados para suprimir y obstaculizar el conteo pleno de todos los votos, señalaron críticos, quienes señalaron que eso implica que los republicanos están suponiendo que perderán la elección.
Las encuestas nacionales como varias en los estados claves siguen registrando una ventaja para Biden, y con ello gozando de una posición más fuerte en el mapa electoral que Hillary Clinton en la elección de 2016.