Chalco, Méx. José Crisóstomo se encuentra de capa caída. Nunca pensó que la pandemia de Covid-19 se extendiera tantos meses, y este 29 de octubre, no ha podido vender su cosecha de cempasúchil y otros tres tipos de flor utilizadas para el Día de Muertos.
Su producción, unos 15 mil metros cuadrados de plantación, podría echarse a perder si los consumidores no la adquieren.
José Crisóstomo, su esposa y una docena de integrantes de la familia, año con año siembran en el ejido de San Gregorio Cuatzingo, pero en éste todo está en riesgo pese a que el clima de la temporada fue favorable dado que no hubo granizadas ni tampoco heladas, que habrían afectado su calidad.
Hace unos meses la cosecha fue buena y la venta también porque para esta fecha prácticamente se había vendido todo el producto, y recuerda que llegaban camiones para transportar las flores como Alelí, crisalia, cempasúchil y nube y desplazarla a diferentes regiones de la zona centro del país.
Para este campesino y su familia, es una alegría que la gente le compre la flor que cultiva, porque “llega a los seres queridos que ya no están y si no abría la flor de cempasúchil ¿que le podríamos? ¿Si nosotros no la trabajáramos que pasaría?”, se cuestiona.
Son cuatro generaciones que se han dedicado su vida a plantar y vender la flor de cempasúchil y otras más, desde sus abuelos, padres, sus hijos y ahora sus nietos, quienes están aprendiendo a cultivar el campo.
Aunque la pandemia de coronavirus frenó la economía, ellos sembraron porque tenían la esperanza de que el confinamiento llegara a su fin pronto pero no ocurrió.
José y su familia tratan de animarse unos a otros. Dicen sentirse bien, porque fue un buen temporal para la cosecha, en otras ocasiones hay helada o granizo y para ellos es perdida total.
Ahora, lo que esperan, es que en los próximos cuatro días, se venda el producto necesario y sacar los gastos para volver a sembrar en el próximo ciclo. La única esperanza de José Crisóstomo, es recuperar lo invertido, dice.
Los intermediarios, por su parte, saben que la cosecha tendrá que rematarse porque al paso de los días, la planta se echa a perder.
Una vez que termine esta temporada de Día de Muertos, la familia ya se alista para que en la época de frío cultive cilantro, brócoli y lechuga.
Mientras platica, a los campos de cultivo de Chalco, como el suyo, llegan algunas familias que le compran algunos ramos para sus ofrendas.