Caracas. La refinería de Amuay sufrió un presunto ataque que ocasionó la caída de una de sus torres, incidente que ocurre en medio de una crisis que enfrenta la industria petrolera de Venezuela y que mantiene paralizado gran parte del sistema refinador de la nación suramericana.
El hecho fue anunciado el miércoles por el presidente Nicolás Maduro, quien afirmó que la refinería de Amuay, ubicada en el estado occidental de Falcón, sufrió un “ataque terrorista” la víspera “con un arma poderosa” que están investigando las autoridades.
Maduro expresó en una conferencia de prensa que como consecuencia del ataque “derribaron una torre” que tiene un espesor superior a un tanque de guerra.
“Tenemos una conspiración permanente”, sostuvo el mandatario izquierdista sin ofrecer mayores detalles del incidente.
Maduro agregó que hace dos días fueron detenidos en el estado occidental del Zulia dos extranjeros vinculados a actividades desestabilizadoras.
El anuncio del ataque a la refinería de Amuay se da un mes después de la detención en Falcón del presunto espía estadunidense Matthew John Heath, quien ha sido acusado de realizar “actividades de espionaje” y “desestabilización” en territorio venezolano con el apoyo de militares y civiles para preparar ataques contra instalaciones petroleras y eléctricas.
Heath fue imputado por los delitos de terrorismo, tráfico ilícito de armas y asociación.
El estadunidense fue señalado de haber trabajado para la contratista MVM, una empresa seguridad privada con sede en Virginia, Estados Unidos, cumpliendo una misión en Irak y de laborar con esa empresa como operador de comunicaciones en una base secreta de la CIA.
Heath fue arrestado junto con el sargento mayor de la Guardia Nacional Darwin Urdaneta, Marcos Garcés, y Daeven Rodríguez, conductor del vehículo. A los tres venezolanos se les imputaron los delitos de traición a la patria, terrorismo, tráfico ilícito de armas y asociación.
El fiscal general Tarek William Saab dijo que el vehículo en el que se trasladaban los detenidos se incautó un lanzagranadas AT4 calibre 84 milímetros, una subametralladora modelo UZI calibre 9 milímetros, cuatro piezas rectangulares de presunto material explosivo C4 y paquetes de dólares.
El anuncio del ataque a la refinería de Amuay se da en medio de una difícil situación que enfrenta la industria petrolera, agobiada por la caída de la producción, problemas financieros y la falta de inversiones, que ha llevado a la paralización de gran parte del sistema refinador y ha generado una severa escasez de combustible en Venezuela, uno de los países con las mayores reservas de crudo del mundo.