Puebla. A pesar de la emergencia sanitaria por Covid-19, el flujo migratorio en México procedente de Centroamérica no ha frenado, por el contrario este ha ido en aumento después de descensos notables en el primer trimestre del año, al pasar de mil solicitudes de refugio en abril a casi 6 mil al cierre del 25 de octubre, lo cual generaría ciertos riesgos humanitarios agudos en los próximos meses.
Así lo advirtió el maestro Mark Manly, representante de México de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), durante su participación en el primer panel del III Encuentro Nacional para Centros de Atención a Migrantes.
El encuentro se efectuó este miércoles vía remota, a través de la página de Facebook de la asociación Cáritas Mexicana, en el que participaron agentes de pastoral que atienden a más de 100 albergues y casas de los migrantes en el país, sin ningún tipo de distinción.
De 2014 a la fecha, Manly afirmó que el número de solicitantes de reconocimiento de la condición de refugiados ha incrementado de manera drástica. En ese año, sólo se registraron 2 mil 137 solicitudes.
Para 2015, precisó que fueron 2 mil 15; en 2016, 8 mil 796; en 2017, 14 mil 603; en 2018, 29 mil 631; en 2019, las solicitudes se dispararon a 70 mil 302; y en lo que va del año se han documentado 44 mil peticiones.
En el contexto actual, el representante de la ACNUR dijo que estamos enfrentando un momento muy difícil porque seguimos viviendo con las consecuencias de la pandemia, “vemos con preocupación que las cifras van en aumento, pero al mismo tiempo vemos que el número de personas que solicitan la condición de refugiados en México y que van en tránsito también está incrementando”.
Durante su intervención, Mark Manly destacó que hubo un descenso importante a raíz de la Covid-19 con el cierre de las fronteras en países de Centroamérica, entre finales de marzo y agosto, sin embargo, advirtió que para septiembre de manera rápida se recuperó el número de solicitantes de refugio, como ocurrió en el inicio de año.
“Esto implica un gran reto porque tenemos que brindar asistencia y asesoría al mismo que sigue la pandemia”, refirió.
Externó que una preocupación particular es el aumento de flujos de tránsito, lo cual podría generar ciertos “riesgos humanitarios agudos” en los próximos meses.
Frente a la emergencia por Covid-19 dio a conocer que la ACNUR monitorea 105 albergues, en apoyo de 3 mil 779 personas, de los cuales 64 se encuentran en el norte del país, 17 en el centro y 24 más en el sur.
A manera de pronóstico, Manly estimó que para el 2021, “lo que estamos esperando es un aumento en los flujos migratorios, por lo que también debemos incrementar la comunicación con las comunidades, no sólo en materia de derechos y asistencia humanitaria, sino en cuanto a la prevención de contagio”.
Al mismo tiempo, dijo que están preocupados por la saturación de ciertos albergues, en los que van a trabajar en la implementación de protocolos, como en las estaciones migratorias.
Desde 2016, relató que el Instituto Nacional de Migración y la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) están sacando a los refugiados de las estaciones migratorias, donde se están tardando hasta tres o cuatro semanas en la tramitación de asilo en el país.
Entre las prioridades de Naciones Unidas, Marck Manly dijo que está fortalecer las capacidades técnicas e información de los albergues, la implementación de talleres de capacitación, retomar los monitoreo albergues en sitio y trabajar en la comunicación de las redes locales de casas y albergues.
Además, agregó de mejorar el equipamiento para prevenir el virus de Covid-19, en el funcionamiento ordinario de los albergues, concretar un plan de despliegue de voluntades temporales en situaciones de emergencia, la identificación de nuevas necesidades, así como seguir con inversiones a gran escala.
“Tenemos un plan que salió del diagnóstico de 50 albergues que se seguirá implementando en este año, que incluye fortalecer la coordinación con casas y albergues”, refirió.
Por lo tanto, el representante de la ACNUR comentó que ya pueden iniciar las visitas a los albergues para la segunda distribución de materiales de protección personal.
Los que huyen por la violencia, el grupo de migrantes más vulnerable
Al final, destacó que la migración de centroamericanos a México es por situación mixta. Las personas que llegan al país por la frontera Sur lo hacen por diversidad de motivos, económicos, buscando trabajo o reunirse con sus familias en los Estados Unidos de Norteamérica.
Sin embargo, expuso que hay un grupo muy importante que salen de su país por violencia y violaciones serias a los derechos humanos. A ellos, refirió que se les conoce como refugiados y tienen una serie de protecciones especiales en el derecho internacional y mexicano, que aseguran que no sean devueltos a sus países por el riesgo de persecución que enfrentan.
Explicó que la Ley mexicana de refugiados de 2011, en particular, tiene una serie de disposiciones para asegurar su protección, aunado a que la ACNUR cuenta con al menos oficinas en 15 localidades, entre ellas la Ciudad de México y Tapachula.
Para los que vienen huyendo de la inseguridad, informó que tienen un programa amplio de asistencia humanitaria, donde más del 50 por ciento de las personas que piden refugio en México se les ayuda económicamente para que arrenden su propia vivienda y compren víveres, mientras que a sus hijas e hijos se les inscribe en colegios del país, con una amplia reubicación en ciudades que incluye Puebla, Querétaro, Monterrey, Guadalajara, Aguascalientes y San Luis Potosí.
En su oportunidad, Giovanni Lepri, representa Adjunto del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), reconoció que la red de albergues y casas migrantes atendidos por religiosos son los protagonistas de la respuesta humanitaria en el país que se necesita en estos momentos.
En la actualidad, Lepri dijo que la prioridad es apoyar los albergues para que no cierren sus puertas y sigan siendo un espacio de protección y respuesta, pero con cuidados necesarios para que no se transformen en un factor de riesgo por la aglomeración.
“Estamos frente a una población que ya era vulnerada, y ahora lo es más por la crisis del Covid-19”, señaló.
Por esta razón, concluyó que desde la ACNUR se aumentarán los instrumentos de mitigación de riesgo para que estos espacios de protección sigan abiertos y, para ello, adelantó que están buscando otorgar recursos económicos de manera directa a los directivos de los albergues y casas de migrantes para que no se complique por la burocracia seguir brindando la asistencia humanitaria.