Ciudad de México. La explanada del estadio Azteca, que anteriormente recibía a miles de aficionados al futbol, ahora espera la llegada de personas con sospecha de Covid-19 o que buscan aplicarse la vacuna contra la influenza.
En el kiosco instalado frente a la escultura El sol rojo en dicho espacio, se formaron dos filas, una para aplicar la vacuna, a la que sólo podían formarse personas de grupos vulnerables, y la otra, para detectar Covid-19, ahí podían formarse todos.
Rebeca Flores y Rocío Vázquez se formaron en la segunda hilera; ambas reconocieron que era miedo sicológico, pues desde hace dos semanas y dos meses, respectivamente, tuvieron contacto con una persona infectada.
“Hace 15 días me notificó una compañera que tenía Covid y yo estuve en contacto con ella; entonces, estuve en aislamiento, pero por prevención sí vine a hacerme la prueba”, dijo Rebeca Flores, de 32 años de edad, quien admitió que tuvo fiebre a causa de una infección estomacal, de la que se curó.
Con cubrebocas azul, a unos metros de distancia, se encontró Rocío Vázquez, de 54 años, quien afirmó tener dolor de cabeza y cansancio, luego de haber tenido contacto con una compañera de su trabajo.
“Hace dos meses llegó una chica muy espantada porque su esposo y su mamá tenían Covid y estaban internados; ella llegó muy mal y me tocó apoyarla y sostenerla porque estaba demasiado tensa.
“No sé si sea sicológico de parte mía, pero de repente tengo dolor de cabeza, la garganta irritada, siento flemas, no sé si pueda ser Covid”.
A diferencia de Rebeca y Rocío, a Oswaldo Santamarina, de 42 años, le detectaron bajo nivel de oxigenación el viernes pasado, uno de los síntomas de coronavirus, por lo que también acudió a realizarse la prueba.
Relató que comenzó a sentirse mal la semana pasada, por lo que acudió al médico, quien le diagnosticó infección de garganta, también le alertó sobre el nivel de oxígeno en su sangre.
“Me dijo que era probable Covid, que estuviera checando que no tuviera sofocación estos días y que intentara hacerme la prueba. Aunque no tengo otro síntoma, quiero estar seguro para no contagiar a mis familiares”.
En la otra fila, en la que esperaban más personas estaban mujeres embarazadas y personas de la tercera edad, principalmente. Con un megáfono, una de las trabajadoras del kiosco informó que la vacuna sólo se aplicaría a personas vulnerables; a los padres de familia se les informó que menores de edad sólo serían atendidos en los centros de salud, varios de ellos dejaron la fila.