Ciudad de México. El reto de combatir exclusión e inequidad “es mayúsculo”, pues actualmente “todavía una importante cantidad de niñas y niños adolescentes están fuera del sistema educativo, el número de estudiantes que se va rezagando a lo largo del trayecto y termina por abandonar la escuela es preocupante, más en estos momentos de pandemia” por Covid-19, afirmó el subsecretario de Educación Básica de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Marcos Bucio Mújica.
En el conversatorio “La importancia de una vuelta inclusiva ¿Cómo detectar y eliminar barreras para el aprendizaje y la participación en los centros y aulas?”, destacó que la educación inclusiva significa atender las distintas capacidades, circunstancias, necesidades, estilos y ritmos de aprendizaje de los alumnos, que se combatirá todas las formas de discriminación, se eliminarán las distintas barreras del aprendizaje y que adoptará medidas en favor de accesibilidad para todas y todos.
Indicó que con “Aprende en Casa 2”, “hemos diseñado una estrategia de atención de las alumnas y alumnos que se encuentran en situación de desventaja, con el propósito de incrementar la atención y continuar el proceso educativo de aquellos estudiantes que no tienen televisión ni conectividad, que no tienen acompañamiento que les permita aprovechar las bondades de los principales medios de difusión”. Expuso que se estima que el 15 por ciento del total de alumnos matriculados en educación básica se encuentran en desigualdad.
Por su parte, Tania Ramírez Hernández, encargada de despacho del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), señaló que en México “se ha construido un sistema educativo que, a pesar de un histórico esfuerzo, todavía excluye a millones de personas de los beneficios de la educación inclusiva, accesible, pertinente y que favorezca la competitividad del país a escala global. Se trata de un sistema que ha menudo podría parecer fragmentado y que reproduce, genera y a veces profundiza también en la desigualdad”.
Añadió que en el sistema educativo existen un conjunto de prácticas discriminatorias institucionalizadas, que limitan y excluyen a grupos sociales específicos, como las personas con discapacidad, los pueblos y comunidades indígenas afromexicanos, las personas de la diversidad sexual y de género, entre otros. Lo anterior, agregó, “contribuye a explicar algunas de las desigualdades sociales más profundas y extendidas que afectan a estos grupos que han sido históricamente discriminados”.
En el conversatorio organizado por la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), en colaboración con el Conapred, Ramírez Hernández mencionó que estas prácticas están asociadas al ingreso, permanencia y progreso en el sistema educativo, la inaccesibilidad física y geográfica a las escuelas, la falta de pertinencia cultural y lingüística, los requisitos administrativos que a veces no están al alcance de todas las personas, entre otras.
Recordó que de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación, mientras que la media nacional de personas entre 15 y 59 años que no sabe leer ni escribir, es de 3.1 por ciento, en personas con discapacidad, incrementa a casi 21 por ciento, y en hablantes de lenguas indígenas, es el 13.3 por ciento.
Patricia Aldana, directora de la Oficina en México de la OEI, destacó que con las medidas de distanciamiento social por la pandemia de Covid-19, la educación inclusiva se ha visto mayormente afectada, y docentes, alumnos y padres y madres de familia han tenido que hacer frente a diversos retos tales como las brechas tecnológicas de conectividad, falta de un equipo de cómputo, capacitación para dar el uso adecuado a estas herramientas tecnológicas y demás recursos que se han puesto a disposición.