Buenos Aires. En una carta extensa publicada este lunes por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, al cumplirse este martes el décimo aniversario de la muerte de su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner y el primer año del triunfo del Frente de Todos, que derrotó al derechista Mauricio Macri, analizó la grave situación en que encontró el país al asumir el gobierno el presidente, Alberto Fernández, la actualidad que se vive y señaló que el problema de la economía bimonetaria, es el más grave que enfrenta Argentina.

En el texto “A diez años sin él (Néstor) y a uno del triunfo electoral: sentimientos y certezas”, Fernández de Kirchner menciona la gravedad del impacto económico y en general el contexto crítico que genera la pandemia de coronavirus, en un país, que fue recibido en situación de crisis, de cesasión de pagos, de endeudamiento extremo, desempleo, y pobreza extrema que dejó el duro período de la alianza derechista Cambiemos (2015-2019).

La también ex presidenta (2007-2015) menciona la incertidumbre generalizada que existe en estos momentos “sobre qué va a pasar con nuestra vida lo que es agobiante”, y expresó la preocupación por lo que sucede en Argentina y en el mundo. Sin embargo, “aún en este marco de incertidumbre por la pandemia global y a casi un año de gobierno, sí podemos llegar a algunas certezas, al menos en el campo de la política”.

La primera de las “certezas” se refiere a las críticas casi feroces de los poderes “económicos y mediáticos” al gobierno de Alberto Fernández y a la gestión que ella terminó como presidenta en 2015, lo que sucede a pesar del “diálogo permanente con distintos sectores” y con los medios de comunicación “cualquiera sea la orientación de los mismos y su “articulación con todos y cada uno de los sectores del peronismo”, que ha demostrado el mandatario. “Es inocultable que, en realidad, el problema nunca fueron las formas” de gobernar que le atribuían a ella sino “que no aceptan es que el peronismo volvió al gobierno y que la apuesta política y mediática de un gobierno de empresarios con Mauricio Macri a la cabeza fracasó.

Comparó el momento en que Néstor Kirchner asumió la presidencia en 2003 “en un país que había sufrido, dos años antes, una crisis sin precedentes” con el pasado 10 de diciembre de 2019 cuando junto Alberto Fernández asumieron el gobierno y encontraron que “otra vez habían derrumbado, al país, pero nadie esperaba, ni siquiera podía imaginar, lo que iba a venir apenas unos meses después” en referencia a la pandemia.

Aportó datos y cifras de lo que encontraron después de cuatro años de gobierno de Macri y también a la decisión tomada el 18 de mayo de 2019, cuando descartó su candidatura. “Es que en política no solamente es lo que uno cree, sino lo que ve e interpreta el conjunto. Y resultaba esencial la construcción de un gran frente político y social que permitiera ganar las elecciones presidenciales con la convicción de que un nuevo mandato del macrismo arrasaría definitivamente con la posibilidad de un modelo de desarrollo argentino con inclusión social y razonable autonomía”.

En la carta, Fernández de Kirchner expuso en forma realista y en el mismo tono de su libro “Sinceramente” todo lo que parecía necesario decir en estos momentos, destacando las responsabilidades históricas asumidas, y los logros actuales en los temas más candentes como la deuda reestructurada y el desfalco al país.

Recordó además la persecución desatada contra ella , su familia y ex funcionarios por el gobierno de Macri, que hoy se revela en toda su intensidad con los descubrimientos e investigaciones sobre espionajes, construcción de falsas causas y otros delitos muy graves de los que responsabiliza también al ex presidente.

Los patrones del campo

El relato bíblico de Caín, quien mató a su hermano Abel, por celos o envidia de su bondad, aparece hoy citado al referirse a un conflicto familiar que mantiene en tensión a la provincia de Entre Ríos. Se trata de la sucesión de una herencia en proceso, donde tres hermanos, uno de ellos Luis Miguel Etchevehere ex presidente de la poderosa Sociedad Rural Argentina, cómplice de todas las dictaduras en este país ,y ex ministro de Agro Industria de Mauricio Macri, intentan despojar a su hermana de lo que le corresponde.

Esta hermana, Dolores Etchevehere, ha denunciado además por persecución de género y otros graves delitos, y decidió donar unas 40 hectáreas al llamado Proyecto Artigas, en el lugar donde vive, una parte de una gran finca que le corresponde, a familias campesinas sin tierras para hacer huertas con productos orgánicos, liberados del glifosato, cuyo uso por los terratenientes y soyeros es una tragedia para esa provincia.

Ese gesto de generosidad está siendo castigado y Dolores plantada en su casa desafiante aparece para los movimientos sociales en este país, como una verdadera heroína, víctima de una familia de terratenientes que han sido denunciado por maltrato y abuso de sus trabajadores y también de la única hermana mujer.

Desde hace seis días se desarrolla en medio del campo cercando a la pequeña ciudad de Santa Elena , en el departamento de La Paz, una escena que no pareciera ser del siglo XXI, ya que el lugar ha sido rodeado de productores de campos- no siempre obtenidos legalmente- que llegan en grandes y costosas camionetas, tractores y camiones con los que impiden la salida del lugar amenazando con terminar con lo que llaman “negros de mierda” acusando de usurpación y de violencia, cuando entraron junto con Dolores, invitados para desarrollar el Proyecto Artigas.

La violencia verbal y física de los que amenazan con entrar a la fuerza y n estos momentos de fumigarlos con glifosato, ha llegado a un punto tal que esta tarde llegaron decenas de policías para evitar que se enfrentaran los terratenientes a una manifestación de integrantes de movimientos sociales en solidaridad con los bloqueados.

Luis Etchevehere y sus hermanos junto a grupos opositores han transformado un conflicto de familia, en un tema político acusando de este tema judicial al gobierno nacional y provincial y llamando a un levantamiento de dueños de campos en todo el país, mientras se reproduce una escena de viejas películas, que podían registrarse en el Oeste de Estados Unidos en tiempos de la brutal colonización de tierras de pueblos originarios.