Santiago. Miles de chilenos esperaban el domingo en largas filas para votar en un histórico plebiscito que decidirá el eventual reemplazo de la Constitución instaurada por la dictadura militar hace cuatro décadas, un proceso al que están convocados 15 millones de ciudadanos y que se desarrolla en medio de la crisis por el coronavirus.
La jornada tiene lugar a un año del violento estallido social y las gigantescas protestas subsiguientes contra las profundas desigualdades sociales en el país sudamericano que empujaron a un acuerdo de todas las fuerzas políticas para la realización del plebiscito. Cerca del mediodía funcionaba el 99 por ciento de las 44 mil 600 mesas receptoras de sufragios, según las autoridades.
El centroderechista presidente Sebastián Piñera, que antes de la convocatoria al plebiscito se oponía a cambiar la Ley Fundamental, declaró tras emitir su voto que “creo que la inmensa mayoría de los chilenos queremos cambiar, modificar nuestra Constitución”.
La mayoría del oficialismo de derecha quiere que siga la actual Carta Magna, mientras la oposición de centroizquierda se inclina por una nueva ley fundamental.
Lo que se juega el domingo “es la posibilidad de que Chile construya un camino institucional para resolver aquellos problemas y deudas pendientes de la democracia chilena, que en su mayoría corresponden a problemas de exclusión política, económica y social”, dijo Marcelo Mella, politólogo y doctor en Estudios Americanos.
Heraldo Muñoz, presidente del opositor Partido Por la Democracia, dijo que “no solo se juega una Constitución, sino un país más justo, más digno, con reformas estructurales".
Jacqueline van Rysselberghe, presidenta de la conservadora Unión Demócrata Independiente, que rechaza cambiar la Ley Fundamental, señaló que “sea cual sea el resultado, espero que sea pacífico y poder generar los cambios necesarios para el país, y que no pasan por cambios constitucionales”.
Sondeos previos coincidían en proyectar un posible triunfo del voto hacia una nueva Constitución.
El proceso electoral se desarrolla en medio de la pandemia del coronavirus que tiene al país sudamericano con casi 500 mil contagiados y 13 mil 800 fallecidos, y con un promedio diario de entre mil 500 y dos mil nuevos casos.
A unos 20 metros de todos los dos mil 700 locales de sufragio la policía controlaría al azar a los votantes para detectar a infectados y evitar que entrarán a las sedes de votación. En Chile hay 10 mil contagiados activos que pueden infectar a otras personas. Si los sorprenden serán perseguidos penalmente, advirtió el Fiscal Nacional, Jorge Abbott.
Todos los participantes en el proceso electoral deben usar obligatoriamente mascarillas, mantener distancia física en las filas y usar alcohol gel. Para minimizar los riesgos de contagio deberán usar su propio lápiz pasta y ellos mismos deben retirar las colillas de los dos votos que recibirán. Los mayores de 60 años fueron convocados para sufragar entre las 14 y las 17 horas para que no se expusieran al virus, aunque muchos acudieron temprano a sufragar, como es su costumbre.
Por la mañana un vocal en una mesa en el sur del país fue notificado de que estaba contagiado con el nuevo virus tras ser sometido a una prueba el jueves. Algunos electores se enojaron y abandonaron la sala.
La ciudadanía debe escoger entre la opción “Apruebo” cambiar la Constitución —favorecido por la oposición de centroizquierda— o “Rechazo”, impulsado por el oficialismo de derecha. Además, sin conocer los resultados, en el mismo acto escogerán a quiénes redactarán una nueva Carta Magna. la nueva Carta Magna —en caso de que esa opción gane— sea escrita por 155 ciudadanos electos o por 86 elegidos e igual número de parlamentarios en ejercicio.
Si triunfa el “Apruebo” se iniciará un proceso constituyente que culminará con un nuevo plebiscito a mediados de 2022 en que los chilenos votarán si aceptan el texto propuesto.
Si el mecanismo para redactarla fuera una Convención Constitucional, con 155 miembros electos, deberá ser paritaria, es decir, con igual número de mujeres y hombres, algo inédito en Chile.
Existe una total incertidumbre sobre cuántos chilenos votarán el domingo. En la pasada elección presidencial votó un 49 por cientio del electorado y apenas un 35 por ciento en los comicios para alcaldes de 2016.
Si en el referéndum se impone el rechazo a cambiar la Constitución, seguirá vigente la instaurada por la dictadura de Augusto Pinochet.