Madrid. Vox, la formación de extrema derecha y tercera fuerza del Parlamento español, cosechó hoy su peor derrota, al ser rechazada su moción de censura contra el gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez, por 298 votos en contra y sólo 52 a favor, precisamente de la bancada de Vox.
El líder del derechista Partido Popular (PP), Pablo Casado, arremetió con dureza contra la formación radical, a la que señaló por hacerle un “favor” al gobierno y le recriminó “los dos años de insultos”.
Mientras el país está sumido en la peor crisis sanitaria de las últimas décadas, la economía en bancarrota y las perspectiva de futuro más inciertas que nunca, Vox presentó una moción de censura contra el gobierno a pesar de ser consciente de que estaba condenada al fracaso.
Después de dos días de un debate repleto de insultos y descalificaciones desde todas las fuerzas parlamentarias, con alguna excepción, finalmente se celebró la votación a mano alzada y salió lo que todos esperaban: 298 votos en contra y sólo 52 a favor.
Se trató de la quinta moción de censura desde la restauración de la democracia en 1975, si bien las últimas tres se han registrado en los últimos tres años, entre ellas la que defenestró del cargo al ex presidente Mariano Rajoy y llevó al poder al actual mandatario socialista.
El líder de Vox, Santiago Abascal, justificó la moción en lo que a su juicio representa el actual gobierno: una “mafia criminal” a la que responsabilizó de los más de 56 mil fallecidos por la pandemia del Covid-19 y de la crisis económica. Además lanzó duras proclamas contra la Unión Europea (UE) y amenazó con la “expulsión” del país de todos los extranjeros que no hayan regularizado su residencia.
La moción dejó un cisma en el bloque de los partidos de la derecha, sobre todo por la respuesta del líder del PP, Casado, quien respondió con dureza a las acusaciones de Abascal y formalizó una ruptura que podría tener consecuencias en tres comunidades autónomas en las que Vox, aunque no forma parte del gobierno, sí ha apoyado con sus votos para sacar adelante la investidura y la aprobación de los presupuestos. Se trata de Madrid, Andalucía y Murcia, que ahora su estabilidad pende de un hilo.