En el marco de las celebraciones por el Día de las Escritoras se reunieron de manera virtual, las autoras Alejandra Costamagna, de Chile, María Fernanda Ampuero, de Ecuador y Carmen Boullosa, de México; para conversar y reflexionar en torno al tema de la marginalidad por cuestiones de género, de la que fueron víctimas, en el pasado, reconocidas mujeres escritoras.
Con la moderación de Socorro Venegas, durante el conversatorio que se transmitió este lunes por el canal de YouTube de Libros UNAM, como parte del ciclo Vindictas reivindica, las cuatro escritoras contemporáneas, evocaron la presencia, la trayectoria y la obra de otras también reconocidas autoras que las precedieron y que fueron invisibilizadas por razones de género, con la idea ahora de ser reivindicadas.
Venegas adelantó que en fecha próxima se pondrá en circulación la antología Vindictas. Cuentistas latinoamericanas, que compila obras de veinte narradoras, representantes de distintas naciones; editada por la UNAM y el sello español Páginas de Espuma; antología que según los editores, “cambiará la manera en que percibimos la historia del cuento en español escrita por mujeres”.
Sor Juana Inés de la Cruz, Elena Garro, Rosario Castellanos, Gabriela Mistral, Alfonsina Storni, Violeta Parra, Gilda Holst, Martha Brunet, Teresa de la Parra y Alaíde Foppa, fueron sólo algunas de las figuras literarias que durante el conversatorio se recordaron, como ejemplo de talento, tenacidad y resistencia, ante el canon patriarcal masculino.
Conectada desde Nueva York, la escritora Carmen Boullosa, se refirió a diferentes generaciones de mujeres, que durante el siglo XX, en las distintas épocas y condiciones que le tocó vivir, lucharon por ser reconocidas como mujeres. Ya que no fue lo mismo ser mujer, en los años 30, que en los años 50, del siglo pasado.
Recordó también que el movimiento Me Too lo iniciaron las afroamericanas, uno de los sectores más marginados y lastimados de la sociedad; movimiento del que se apropiaron las estrellas de Hollywood, pero que independientemente de ello, de ciertas cuestiones positivas y negativas, lo que hace tan poderoso el movimiento es que se convirtió en una revuelta global, a la que se unieron voces de todo el mundo.
“La revuelta de la vida privada en los años 60 del siglo XX, la estamos viendo ahora con mucho mayor contundencia”, explicó Boullosa. “Es ahora una revuelta que ahora sí permea a todas las clases sociales, pero que empezó, hay que reconocer, por las mujeres más lastimadas, en un régimen que no sólo viene del neoliberalismo, sino muchos más atrás en el pasado.
“Es una revuelta que cambia toda la estructura de la vida privada y evidentemente la vida pública: la conquista de la calle, una de las tantas cosas que se les prohibía a las mujeres, pues hay que recordar que a la mujer se le tenía prohibido salir a la calle sola y sin un velo.
“Hoy existen otros tipos de velos, que las nuevas generaciones quieren despojarse y se están despojando por completo, como la violencia e inequidad de género. Nosotras empezamos con la minifalda, la píldora anticonceptiva y el derecho al aborto. Hoy esa nueva revuelta tiene una ferocidad beatífica”, manifestó la autora de la novela El libro de Eva.
María Fernanda Ampuero comentó, entre otras cuestiones, que su generación es heredera de esas magníficas escritoras que fueron en su momento marginadas por un feroz patriarcado. “Porque ellas fueron, nosotras somos”, destacó. Por esas mujeres, existe hoy la denominada Marea verde, movimiento feminista que busca, entre otras cosas, la despenalización del aborto y que ha adoptado como distintivo de esa lucha, portar un pañuelo de ese color.
Ampuero destacó la obra y trayectoria de la escritora Gilda Holst y deploró el pecado y la culpa que el cristianismo introyecta en la mujer; la fe como una forma del patriarcado y el cristianismo como el club de Tobi.
Alejandra Costamagna criticó las diversas estrategias del patriarcado para invisibilizar a las mujeres escritoras, como la tendencia a “masculinizar” las obras escritas por mujeres, como si fuera un piropo compararlas con una obra escrita por un hombre o como si fuera un gesto de “caballerosidad”.
Costamagna se refirió igual a los “mitos biográficos” en torno a la vida y trayectoria de ciertas autoras, a la criminalización de la protesta y como el conocido Boom literario, dejó por completo fuera a escritoras como Elena Garro y Rosario Castellanos.
El caracter de la ultima ola feminista, concluyó, ha impactado de manera transversal al capitalismo salvaje, que ha sacrificado y precarizado la vida de las mujeres. “Hoy, desde la literatura, hay que darle un carácter subversivo a la intimidad, hay que hacer de la intimidad un arma”.
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— Libros UNAM (@librosunam) October 20, 2020