Ciudad de México. El futbol mexicano es como la cauda del cometa, está siempre dos metros detrás del papalote. El balompié europeo es la guía que va a trompicones, avanza y retrocede; pero cuando allá frena, acá el impulso hacia el frente aún no termina. Algunos estadios del viejo continente hace unas semanas decidieron abrir parcialmente sus puertas, sin embargo, hoy están en alerta ante la nueva ola de la pandemia por el Covid-19.
Y mientras este sábado países como España, Francia, Inglaterra, Portugal, Suiza y Alemania impusieron medidas drásticas para restringir la movilidad social, en México algunas entidades hicieron cuentas alegres y decidieron que es tiempo de abrir los estadios, así los partidos Necaxa-Tijuana y Mazatlán-Bravos, en Aguascalientes y Sinaloa, dieron la bienvenida al regreso del público a los graderíos.
Para las directivas no debe ser fácil renunciar al poco o mucho dinero que puedan allegarse por concepto de taquilla. La situación es grave. Televisa y Fox Sports, dueñas del grueso de los derechos de transmisión de los equipos de la Liga Mx, están afectadas ante la baja de ingresos, y el efecto dominó está repercutiendo en los clubes, cuya principal entrada es por derechos televisivos.
Los patrocinadores igual padecen y han reducido la compra de publicidad. Ambas cadenas, a su vez, buscan llegar a acuerdos con los equipos y se pide sacrificio de todas las partes, incluyendo jugadores y cuerpos técnicos. Desde luego, los directivos y federativos deben poner el ejemplo. Incluso, en estos tiempos es un lujo que el futbol mexicano tenga VAR, oneroso y mal manejado.
El fenómeno es a nivel mundial. En días pasados se encendieron las alarmas en el futbol galo porque Mediapro, la empresa china-española que ganó en licitación los derechos de transmisión de la L1 y L2, quiere renegociar tarifas, pues no puede cumplir con lo acordado. El caso francés es un botón de muestra. Los clubes y las ligas tienen la opción de recurrir a créditos bancarios, pero esas son palabras mayores.
A esto hay que sumarle las singularidades del balompié mexicano, la adicción a las trampas que caracteriza a los equipos, hoy bajo la lupa de las autoridades hacendarias; el no descenso para favorecer a unos cuantos y que redundó en una competencia de bajo nivel, sumado al invento de un repechaje para dar más de lo mismo con tal de que las televisoras ganen.
El dilema ha sido definir lo prioritario: la salud o el negocio que se tambalea. La afición es heterogénea, habrá quienes extremen precauciones, independientemente del color del semáforo sanitario, gente que no volverá al estadio en mucho tiempo. Otros se lanzan a ciegas, como la barra Libres y Lokos del Monterrey, que se organiza en redes sociales para ir en grupo a Mazatlán a reventarse.
Cruz Azul cayó en un bache al sumar tres partidos sin triunfo, justo cuando el torneo Guardianes entró en la recta final y se cierra la lucha por definir a los primeros lugares que exentarán el denigrante e increíble repechaje, el cual dejará sin opción al título solamente a seis equipos, cuyo nivel está como para enviarlos en paquete a la Liga de Expansión.
Pumas, contra todo pronóstico, no se ha ido al despeñadero; al contrario, la fortuna lo tiene aferrado en sólido abrazo y ayer, como no lograba anotar, el portero del Toluca le obsequió el tanto que lo mantiene entre los punteros. Tigres va cuesta arriba, con todo y su marrullero portero Nahuel Guzmán, quien junto con André-Pierre Gignac entran con sobrados méritos al club de los jugadores más amonestados.
El Guadalajara es amo y señor del clásico tapatío, un choque que podría terminar si no se hubiera suspendido el descenso, porque los rojinegros van que vuelan para pagar la multa del último lugar de la tabla de cocientes, establecida en 120 millones de pesos. Es casi seguro que el dueño de Grupo Orlegi, Alejandro Irarragorri, ya está maquinando para eludir la cuenta.
Gerardo Martino, técnico del Tri, hizo corte de caja luego de reanudar actividades tras casi un año de paro. Aunque basta con que se hayan disputado dos partidos fuera de Estados Unidos para exclamar que todo es ganancia. Corea del Sur, siguiente rival, no ilusiona, pero se jugará en Austria y el Tata de nuevo tendrá al alcance de la mano a los europeos
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