La caficultura en México enfrenta contrastes. Mientras los pequeños productores luchan por sobrevivir, las exportaciones del grano, impulsadas por las grandes empresas, viven su mejor momento pese a la pandemia, pues, según datos oficiales, durante los primeros ocho meses del año el monto comerciado fue el mayor en siete años.
De acuerdo con datos del Banco de México (BdeM), el valor de los envíos de café de México a otros países ascendió a 350 millones de dólares entre enero y agosto pasados, cifra 23 por ciento superior a los 286 millones de igual lapso del año previo.
El monto que ingresó a México por concepto de venta de café al extranjero es el más alto para un mismo periodo desde los 434 millones de dólares registrados en 2013.
De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, de 2012 a la fecha, la producción de café se ha desplomado aproximadamente 40 por ciento, al pasar de un volumen anual de alrededor de un millón 330 mil de toneladas a 800 mil.
El buen año en las exportaciones contrasta con la realidad de los pequeños caficultores, quienes, en palabras de Arturo García Jiménez, vicepresidente del Sistema de Producto Café en Guerrero (estado donde habitan 10 mil productores), luchan por sobrevivir.
Según el productor guerrerense, la pandemia de Covid-19 ha venido a empeorar los de por sí serios problemas que tiene el sector, marcado por la marginación social y económica de varias décadas.
Aunque los números oficiales de exportación muestran un año favorecedor, la realidad es que dichas operaciones están concentradas en pocas empresas de gran tamaño – todas encabezadas por la trasnacional Nestlé– con la fuerza suficiente para ofrecer sus productos en otras latitudes.
García Jiménez resaltó que Nestlé es el principal productor de café de México, pero su manera de operar ha afectado a los pequeños productores del país, pues ha popularizado entre la población el consumo de café soluble, afectando los precios del café tradicional. Su tamaño es tal, que sus utilidades anuales llegan a representar el valor de toda nuestra producción de grano
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El tamaño e influencia de la trasnacional suiza es tal que a finales de 2018, con el presidente Andrés Manuel López Obrador de testigo, anunció una inversión de más de 150 millones de dólares para la primera fase de su planta cafetalera en Veracruz, con la que dijo aumentará en 30 por ciento su capacidad actual de producción de café en México.
Su anuncio de inversión fue el primero en la administración del actual gobierno.
Mientras las grandes empresas se ven beneficiadas con importantes aumentos en sus exportaciones, pequeños productores mexicanos no pueden ni siquiera vender su café en territorio nacional, como es el caso de los habitantes San Mateo Piñas, mejor conocida como El Sulfato, comunidad de la Sierra Sur de Oaxaca, la cual ha sido fuertemente afectada por la pandemia de Covid-19.
De acuerdo con Saúl Martínez Ramírez, pequeño productor y poblador de esta comunidad que desde hace 200 años vive de la producción de café, señaló que ante la falta de turistas en la región, específicamente Huatulco, les ha sido imposible vender su grano, lo que se ha reflejado en que las personas no tengan ni para comer
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Para el productor es necesario que el gobierno ayude con programas sociales a la región y a los pequeños caficultores, pues sin inversión y herramientas tecnológicas es imposible aspirar a exportar y hacer frente a las grandes compañías.