Washington. El secretario de Defensa estadunidense, Mark Esper, y su par francesa, Florence Parly, hablaron el viernes por teléfono sobre la necesidad de un alto el fuego en Nagorno Karabaj, donde siguen los combates entre fuerzas azerbaiyanas y separatistas armenios.
Esper y Parly "acordaron que los líderes de Armenia y Azerbaiyán deben cumplir sus promesas de un alto el fuego inmediato en la región de Nagorno Karabaj y de una solución pacífica" al conflicto, indicó un comunicado del Pentágono.
Estados Unidos y Francia son desde 1994, junto con Rusia, mediadores del conflicto, en el marco del Grupo de Minsk.
Nagorno Karabaj, territorio de población principalmente armenia, se separó de Azerbaiyán poco antes de la desintegración de la URSS en 1991, lo que provocó una guerra que dejó 30 mil muertos y cientos de miles de refugiados de ambos campos en la década de 1990.
Los combates, que nunca cesaron por completo, se reanudaron a finales de septiembre, con un saldo de más de 700 muertos, según informes parciales, mientras se acusa a Turquía, principal aliado de Bakú, de injerencia.
Esper y Parly también evocaron la situación en el Mediterráneo oriental, otra región donde las tensiones con Turquía van en aumento, agregó el texto.
Turquía volvió a enviar esta semana un buque de exploración de gas a esa zona reclamada por Grecia, lo que llevó a Alemania y Francia a denunciar provocaciones "inaceptables" por parte de Ankara.
En momentos en que la liberación de 200 yihadistas a cambio de cuatro rehenes occidentales en Mali dejó un sabor amargo a los militares franceses, Esper "agradeció a la ministra por el liderazgo de Francia en la lucha contra el terrorismo", señala el comunicado.
"También expresó la esperanza de que más países europeos apoyen los esfuerzos de Francia en el Sahel", indicó el Pentágono, sin mencionar el plan de Estados Unidos de reducir su participación militar en África.
Unos cinco mil 100 soldados franceses están desplegados en Mali, Níger y Burkina Faso como parte de la Operación Barkhane para contener a los yihadistas.
Washington aporta inteligencia y vigilancia a esa operación a través de sus drones así como reabastecimiento de combustible en vuelo y transporte logístico, a un costo de 45 millones de dólares por año.