Washington. La jueza Amy Coney Barrett, nominada a la Corte Suprema, dijo este martes que aunque admira al difunto juez ultraconservador Antonin Scalia, ella aportará su propio enfoque al máximo tribunal de Estados Unidos. Barrett respondía a las preguntas de los senadores durante una audiencia de confirmación. Su nombramiento consolidaría una mayoría conservadora en la corte para los próximos años.
Salvo algún giro drástico e inesperado, los republicanos parecen contar con los votos para confirmar a Barrett, a quien presentan como una jueza reflexiva con credenciales impecables. Sería la tercera jueza nombrada a la corte durante la presidencia de Trump.
Barrett, ex profesora de derecho, dijo que tiene un enfoque conservador originalista de la Constitución —“el texto como texto”— y que un juez “no infunde un significado propio” en la carta magna. “Ustedes no elegirían al juez Scalia, elegirían a la jueza Barrett”.
Acompañada por su familia, Barrett asiste por segundo día a las audiencias en el Capitolio. El tono probablemente tomará un giro más antagónico a medida que Barrett, una jueza de apelaciones con escasa experiencia en juicios, se dispone a responder a los interrogatorios de los senadores demócratas.
Aunque estos (los demócratas) se oponen a la postulada por el presidente Donald Trump, prácticamente no tienen los medios para detenerla. Los republicanos quieren confirmar su nombramiento antes de la jornada electoral del 3 de noviembre.
El presidente de la comisión, el republicano Lindsey Graham, inició la sesión realizada bajo los protocolos de seguridad por el coronavirus, hablando de la salud pública y la ley de seguro de salud asequible.
Le preguntó inmediatamente a la jueza, una católica devota, si será capaz de dejar de lado sus convicciones personales para adherir a la ley. “Sí puedo”, respondió. “Lo he hecho y seguiré haciéndolo”.
Graham la elogió como mujer conservadora y devota y la mejor que Trump hubiese podido postular.