Ciudad de México. La falta de un acuerdo entre países sobre cómo gravar las actividades de las transnacionales podría evolucionar de una guerra fiscal a una comercial que reduzca en 1 por ciento el crecimiento anual del producto interno bruto (PIB), expuso José Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Gravar con un primer paquete de propuestas implicaría la redistribución de impuestos por 200 mil millones de dólares al año, abundó.
El organismo lleva siete años de negociaciones para regular la tributación de grandes trasnacionales que realizan operaciones en distintos países y cuya carga fiscal no compensa las ganancias; en ello también se incluye el uso de paraísos fiscales. Este 12 de octubre anunció que sigue sin un acuerdo y que la revisión al cómo debe tributar la economía digital se reanudará a mediados de 2021; ya sin Gurría al frente, dado que su periodo como secretario general concluye en junio de ese año.
En el marco de una crisis económica mundial detonada por el manejo de la pandemia de Covid-19 y que ha requerido paquetes fiscales y monetarios, la OCDE reconoció que las diferencias políticas sobre cómo gravar a la grandes tecnológicas –en su mayoría fundadas en Estados Unidos- han sido el principal impedimento para llegar a un acuerdo. Eso y la imposibilidad de las reuniones presenciales que faciliten una negociación menos protocolaria, abundó Gurría en conferencia de prensa.
Por lo pronto se aprobaron consultas públicas a dos propuestas. Una de ellas es sobre las reglas de dónde se deben pagar los impuestos y cómo compartir los derechos tributarios entre países, que según la OCDE implicaría una redistribución de 100 mil millones de dólares. Con ello se busca que las multinacionales con uso intensivo de la tecnología digital paguen impuestos pese a no tener presencia física donde generan ingresos.
También se aprobó consultar un impuesto mínimo global para evitar que las multinacionales trasladen los beneficios fiscales a regiones que cobran menos impuestos. De acuerdo con el análisis de la OCDE, hasta el 4 por ciento de los ingresos del impuesto sobre la renta de las empresas, o 100 mil millones de dólares de ganancias de ingresos anuales, podrían resultar de la implementación de este gravamen mínimo.
La Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT por su sigla en inglés) reportó que las propuestas presentadas por la OCDE se quedan cortas para el contexto de crisis mundial actual.
"Es hora de que los países poderosos consideren el interés mundial en lugar de proteger a sus propias multinacionales para llevar a cabo reformas ambiciosas. Pero si las reformas son difíciles de conseguir a nivel mundial, es hora de que los países se muevan unilateralmente o a nivel regional para introducir medidas provisionales. Esto proporcionará los recursos que se necesitan desesperadamente ahora y creará la presión necesaria para forzar el cambio", declaró al respecto José Antonio Ocampo, presidente de ICRIC .
Joseph Stiglitz, también integrante de la comisión, consideró que lo propuesto por la OCDE exhibe la aceptación de la agenda por las multinacionales y los países asociados a ellas, cuando en realidad “el antiguo sistema fiscal internacional ya no sirve. Hay que pasar a un principio basado en una fórmula en la que los beneficios se distribuyen en función de las ventas, el empleo y el capital social”.