Ciudad de México. El acceso a la salud para las mujeres migrantes sigue siendo un desafío para México, ya que a pesar de que el marco normativo reconoce este derecho para cualquier persona que está en el país, es común que algunos de los trabajadores de unidades médicas les nieguen la atención, señalaron el Instituto para las Mujeres en la Migración (IMUMI) y Population Council.
Gretchen Kuhner, directora del IMUMI, expuso que pese la pandemia de Covid-19, mujeres de otros países siguen solicitando asilo en México. Las causas de la migración, dijo, “son diversas pero cada vez más lo que estamos viendo es la violencia de género, la persecución, amenazas hacia las mujeres, y muchas veces hacia sus hijas e hijos. También la desigualdad y la discriminación”.
Mencionó que aunque este año ha bajado el número de peticiones de asilo en el país, “de todas formas entre enero y septiembre vimos alrededor de 30 mil solicitudes, de las cuales las mujeres representan el 40 por ciento”.
Kuhner indicó que el instituto a su cargo ha acompañado casos de mujeres embarazadas que no reciben la atención medica que requieren porque no cuentan con algún documento mexicano. Muchas veces, dijo, les piden la credencial oficial del Instituto Nacional Electoral o la Clave Única de Registro de Población (CURP), que normalmente no tienen. No obstante, destacó, deberían ser atendidas.
Añadió que otros problemas que se han presentado es la atención “fragmentada sobre todo para mujeres que han sido víctimas de violencia sexual”.
Isabel Vieitez, de Population Council, recomendó a las personas que están centradas en la atención a migrantes, y a las mujeres en particular, que reconozcan que una vez que llegan a un servicio “es una oportunidad que no se debe de perder y no es sólo atender la parte de salud sexual y reproductiva sino verla en su conjunto, enfermedades previas, crónicas, si viene acompañada o no”.