La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) expresó sus condolencias a la comunidad científica, académica y social de México, por el fallecimiento del doctor Mario Molina Pasquel, premio Nobel de Química en 1995, quien también fue miembro distinguido de la Pontificia Academia de las Ciencias.
En un comunicado, la jerarquía católica manifestó su solidaridad con la esposa de Molina Pasquel, sus hijos y familiares; con los integrantes y colaboradores del Centro Mario Molina para Estudios Estratégicos sobre Energía y Medio Ambiente, la comunidad educativa de la Universidad Nacional Autónoma de México, los científicos del país, así como la sociedad organizada que trabajó con él en múltiples proyectos científicos, educativos y sociales.
Agradeció “los trabajos de promoción del diálogo fe-ciencia, desde la Pontificia Academia de las Ciencias, a la cual perteneció desde el año 2000, así como su impulso por promover un desarrollo humano, integral, solidario y sustentable, de acuerdo a las enseñanzas del papa emérito Benedicto XVI expuestas en Caritas in veritate, y en la encíclica social del Santo Padre Francisco, Laudato Si’”.
La Iglesia destacó la autenticidad de Molina Pasquel “al llevar sus creencias religiosas de manera inteligente y propositiva, en un ámbito secularizado; sus grandes aportes con relación al estudio científico del cambio climático, expuestos sobre todo en el Protocolo de Montreal de las Naciones Unidas; así como todos sus estudios que le hicieron acreedor al Premio Nobel de Química en el año de 1995. Su legado en México y muchos otros países del mundo, nos enorgullecen y nos llenan de celo apostólico".
En el documento firmado por el presidente y secretario general de la CEM, Rogelio Cabrera López y Alfonso Miranda Guardiola, respectivamente, así como por Enrique Díaz Díaz, responsable de la Dimensión de Pastoral Educativa y de Cultura, la jerarquía católica confió “en que la huella de este gran educador, que impulsó el aprendizaje lúdico como base de la actividad científica nos interpele a todos a seguir promoviendo, en todo momento, una pasión por educar a tantos niños, niñas, adolescentes y jóvenes con el fin de que seamos capaces de transformar esta realidad social y ambiental tan apremiante”.
Destacó que la ciencia, la educación y la cultura “son los únicos caminos para promover una civilización cada vez más digna, fraterna y solidaria”.