El confinamiento provocado por la pandemia de Covid-19 detonó un mayor consumo de mariguana y alcohol entre los jóvenes que cursan estudios en los niveles medio superior y superior en México y América Latina, estimó Alfredo Nateras Domínguez, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Al participar en el programa UAM, “Responsabilidad social frente al Covid-19”, señaló que también se ha intensificado la violencia de género y el embarazo en adolescentes –problema este último de salud pública en México– ante los conflictos en el espacio donde la juventud está resguardada, que suele ser reducido o con características de hacinamiento.
En el programa, donde presentó algunos resultados de su investigación “Diferencias sociales, emociones y uso de drogas en jóvenes en el encierro”, dijo que, paradójicamente, en este tiempo se ha dado también una revalorización de la familia, no sólo en términos reales, sino simbólicos, ya que padres y hermanos representan y significan un punto de acogida cuando se tienen dificultades.
El especialista en temas de cultura e identidades juveniles, y coordinador de los tomos I, II y III de la publicación “Juventudes sitiadas y resistencias afectivas”, explicó que con el encierro hubo un trastocamiento muy fuerte del tiempo, ya que a pesar de las clases o las actividades virtuales, los jóvenes no están saliendo con sus amigos ni van al gimnasio o a lugares de esparcimiento.
“Todo esto ha provocado que cambien sus rutinas, desayunen o coman tarde, se desvelen y no tengan tareas fijas; esto causó un incremento en el uso como una manera de aminorar el encierro, la ansiedad, la tensión, el estrés, la incertidumbre, el miedo o incluso el duelo por la pérdida de familiares o personas cercanas”, dijo en el programa transmitido por Radio UAM.
Alfredo Nateras Domínguez detalló que en el caso del alcohol, los jóvenes adquieren sobre todo mezcal, tequila y cerveza, mientras que las drogas ilegales, regularmente la mariguana, las obtienen a través de las redes sociodigitales y los servicios de mensajería a domicilio, así como los amigos o gente cercana que funge como distribuidora.
El académico de la unidad Iztapalapa de la UAM consideró importante que los padres o tutores acompañen a los jóvenes en sus vivencias y procesos, haciendo presencia para estar atentos a las problemáticas y mostrar empatía.
Ante la pérdida de un ser querido sugirió buscar estrategias para que los jóvenes puedan hacer una especie de ritual privado que les permita despedirse y evitar un duelo abierto.
Además “es necesario recordarles que esta situación es pasajera y reconocer los valores que tienen, además de resignificar el espacio educativo presencial que es insustituible como un sitio de sociabilidad donde no sólo se aprenden conocimientos, sino de la vida”.