Ciudad de México. Un estudio realizado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en siete países revela que una de cada dos personas ha visto afectada de manera negativa su salud mental a causa de del Covid-19.
El reporte titulado La mayor necesidad era ser escuchado: La importancia de la salud mental y el apoyo psicosocial durante el Covid-19, muestra que a raíz de la pandemia se agravan enfermedades mentales ya existentes, surgen nuevas y se ve limitado aún más el acceso a servicios de salud mental.
“Las restricciones impuestas por el confinamiento, la falta de interacción social y la profundización de las dificultades económicas inciden en la salud mental y el acceso a la atención a las personas”, asienta la investigación desarrollada por el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
Las encuestas se realizaron en Colombia, Líbano, Filipinas, Sudáfrica, Suiza, Ucrania y Reino Unido, a 500 personas por nación y como una muestra representativa de lo que podría pasar en el mundo.
Los resultados arrojan que dos tercios de los encuestados coinciden que cuidar tanto su salud mental como la física se ha vuelto más importante actualmente que antes de la crisis del Covid-19; además, casi 75 por ciento de los entrevistados consideran que el personal de la primera línea contra el virus y los equipos de respuesta tienen más necesidades de apoyo en salud mental que la población en promedio.
“El fuerte estigma asociado con el Covid-19 afecta a quienes han contraído el virus y sus familias, y tiene graves consecuencias para las personas ya marginadas porque viven con problemas mentales preocupaciones de salud. Combinados, estos factores evitan que las personas de acceder a apoyo psicosocial y de salud mental servicios, y dificultan que las personas, familias y comunidades accedan de manera efectiva a servicios básicos”, enfatiza la investigación del CICR.
La incertidumbre sobre la enfermedad, cuánto durará, y los impactos a largo plazo en la salud y la sociedad son otro factor agravante para la salud mental. “Existen numerosos mitos y conceptos erróneos sobre la enfermedad. No se puede subestimar la importancia del acceso a información precisa y oportuna”, remarca
Robert Mardini, director general del CICR, asevera que “la salud mental es tan importante como la salud física, sobre todo en situaciones de crisis, en las que las necesidades de salud mental adquieren una importancia crucial”.
De ahí que la situación exija un financiamiento urgente y más elevado para salud mental y apoyo psicosocial en las respuestas humanitarias.
El estudio también subraya las necesidades urgentes en el plano de la salud mental de quienes se han desempeñado en la línea del frente de la pandemia, desde personal médico, hasta voluntarios, pasando por trabajadores comunitarios, trabajadores sociales, encargados de recoger cadáveres, dirigentes comunitarios y muchos otros.
Suelen estar expuestos al virus de manera directa, trabajan muchas horas seguidas, atraviesan acontecimientos traumáticos y son objeto de estigmatización en la prestación de apoyo a comunidades afectadas por desastres. Se les debe facilitar el acceso a la atención correspondiente para que puedan seguir atendiendo de manera idónea a otras personas.
“Si bien los programas de salud mental están entre las intervenciones menos costosas dentro de la respuesta humanitaria, sus resultados son vitales y muy valiosos para quienes necesitan ese apoyo. Hoy, más que nunca, debemos invertir en salud mental y apoyo psicosocial para todas las personas, tanto para las comunidades como para quienes están a cargo de su atención, a fin de ayudarlas a sobrellevar su situación, reconstruir su vida y salir adelante de esta crisis”, urge Jagan Chapagain, secretario general de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
El impacto en la salud mental de las personas generado por la pandemia es más notorio en los grupos más vulnerables. “Las víctimas de violencia, por ejemplo, son aún más vulnerables. No todas las personas tienen la posibilidad de resguardo seguro para poder resistir un confinamiento o cumplir con las recomendaciones para mantener una sana distancia, ni hablar del acceso a la salud. Muchas de estas personas han vivido episodios traumáticos, y la pandemia podría exacerbar su situación emocional”, asegura Cristina Mendoza, coordinadora de Salud Mental de la Delegación Regional del CICR para México y América Central.
En la región, el CICR trabaja para aliviar el sufrimiento de las personas con mayores factores de riesgo y vulnerabilidad. Los principales beneficiarios de la labor humanitaria son personas migrantes o desplazadas por la violencia, personas privadas de libertad, comunidades víctimas de la violencia y los familiares de las personas desaparecidas.
“Cada población tiene sus necesidades específicas, pero en general la doble vulnerabilidad de estos grupos radica en que, en su mayoría, no tienen cubiertas sus necesidades más básicas, han vivido en contextos sumamente violentos, lo que posiblemente les genera consecuencias específicas en la salud mental. Estas condiciones los vuelve aún más vulnerables a las restricciones que la pandemia ha impuesto. Muchos de ellos, viven en constante incertidumbre, pues tienen familiares desaparecidos debido a la violencia y ahora, además, se encuentran ante el miedo de perder a otro ser querido debido a esta enfermedad”, enfatiza la especialista.
EL CICR hace una serie de para los Estados, los responsables de formular políticas, así como para los promotores y profesionales de la salud mental y el apoyo psicosocial: otorgar acceso temprano y sostenido a servicios de salud mental y apoyo psicosocial para personas afectadas por la pandemia, integrar la salud mental y el apoyo psicosocial en todas las respuestas a las necesidades que surjan a raíz de la pandemia y priorizar la protección de la salud mental y el bienestar del personal y de los voluntarios que responden a necesidades humanitarias en la pandemia.
“El Covid-19 nos abre una oportunidad histórica de transformar los compromisos en acción. No hacerlo prolongará la crisis: económica, social y sanitaria”, subraya Mardini, el director general del CICR.