Londres. La Iglesia anglicana "no dio protección" a las víctimas de los sacerdotes pederastas, concluyó el martes una investigación británica independiente, al tiempo que denunció una "cultura" dentro de la institución que permitió "esconderse" a los autores de abusos sexuales a menores.
Sus dos más altos cargos habían tomado la delantera y antes de la publicación del informe pidieron disculpas a las víctimas de los sacerdotes pedófilos.
El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder espiritual de los anglicanos, y el arzobispo de York, Stephen Cottrell, afirmaron en una carta abierta que están "verdaderamente arrepentidos por la vergonzosa manera en que la Iglesia ha actuado".
"Nos comprometemos a escuchar, aprender y actuar en respuesta a las conclusiones del informe", escribieron. Los dos eclesiásticos ofrecen sus "más sinceras disculpas, de todo corazón, a los que fueron maltratados y a sus familias, amigos y colegas".
La comisión independiente de investigación sobre agresiones sexuales a menores (IICSA), creada en 2015 a raíz de acusaciones, después desmentidas, sobre una presunta red pederasta en los niveles más altos del poder británico, concluyó que "la cultura de la Iglesia de Inglaterra permitió convertirla en un lugar donde los agresores podían esconderse".
"La deferencia a la autoridad de la Iglesia y a los sacerdotes, los tabúes en torno a la sexualidad y un entorno en el que los perpetradores recibían más apoyo que las víctimas fueron obstáculos a la revelación" de las agresiones, subrayó.
El informe también examina el caso de la diócesis de Chichester, en el sur de Inglaterra, y del difunto obispo Peter Ball, que había sido condenado en 2015 a 32 meses de prisión por delitos sexuales cometidos contra 18 jóvenes durante tres décadas.
En un informe anterior publicado en mayo de 2019, la comisión acusó a la Iglesia de Inglaterra de anteponer su "reputación" a las víctimas del clero. También criticó al príncipe Carlos, heredero al trono, por su "equivocado" apoyo a Peter Ball.
En el juicio de Ball, se denunció que ministros, diputados, directores de escuela y un miembro de la familia real habían intervenido directamente para evitar que este allegado del príncipe de Gales fuera acusado ya en 1993.
En un comunicado emitido tras la publicación de este nuevo informe, la Iglesia de Inglaterra aseguró estar "estudiando las recomendaciones" y prometió una "respuesta completa en las próximas semanas".
"Toda la Iglesia debe aprender las lecciones de esta investigación", afirmaron los responsables de la Iglesia anglicana en materia de protección de las víctimas.