Ciudad de México. Entre los meses de enero y abril -ya en este mes con el inicio de la pandemia en México-, la participación laboral remunerada de las mujeres en México disminuyó de 45.9, a 36.4 por ciento, indicó Silvia Solís San Vicente, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Al participar en el programa “La UNAM Responde”, de la televisora universitaria, la también economista subrayó que la emergencia sanitaria repercutió en un número importante de hogares mexicanos debido a la ausencia de ingresos para satisfacer las necesidades elementales de la familia.
Hay que considerar también que más del 50 por ciento del gasto se destina a compra de alimentos, de ahí la importancia, dijo, de contar con recursos suficientes para subsanar los gastos.
Además, puntualizó que la mayor parte de las trabajadoras ganan dos salarios mínimos diarios, menos de cinco mil pesos mensuales, lo que resulta insuficiente para satisfacer sus necesidades elementales y las de sus familias.
La especialista detalló que en México 10 millones de hogares tienen el sustento de mujeres, con lo cual “queda de manifiesto su importancia, y por ello la política pública lo debe considerar en su agenda para orientar y fomentar el empleo femenino”.
Explicó que la situación se vuelve más compleja, porque las mujeres mexicanas “tienen un trabajo informal, inestable y vulnerable”, y sus remuneraciones son menores a las de los varones.
En un comunicado de la UNAM, la académica consideró que el tema de la mujer trabajadora tiene que ser visibilizado porque el empleo es el mecanismo más importante de distribución de la riqueza, y en el caso de ellas debe ser prioridad para el Estado y la investigación.
Aunado a lo anterior, el confinamiento trastocó la estabilidad en los hogares, donde la mujer tiene diversas actividades que atender. “A la mujer ahora le toca ser maestra, médico, enfermera, psicóloga y pareja, lograr el equilibrio en la familia y guardar su angustia”, describió.