Un hombre mejor
En esta ocasión, enfoca su cámara a Laura (Rashida Jones), una escritora rica viviendo en un loft del SoHo en Nueva York con dos hijas pequeñas y un esposo, Dean (Marlon Wayans), quien recientemente ha estado apartado física y emocionalmente, mientras se prepara para lanzar su nuevo negocio. Laura trata de sobrellevarlo, vestida en una especie de uniforme (blusas rayadas, mezclilla y un collar de oro) aferrándose a los símbolos de una vida que alguna vez fue simple y agradable. Pero sus días pasan corriendo del día a la noche llevando a sus hijas a la escuela, a sus siestas, al ballet, a cenar, al baño y a dormir. Su bolso Chanel va casi siempre acompañado de una carriola y un bolso de tela de la librería Strand, mientras su hermoso horno holandés de cerámica sirve ahora para hacer macarrones con queso instantáneos. También tiene una fecha de entrega para un libro que no ha tenido tiempo o voluntad de escribir. Los pocos momentos de paz se los pasa reacomodando su escritorio y haciendo etiquetas para fólders de ideas.
Así que casi es un consuelo cuando empieza a sospechar que Dean podría estar teniendo una aventura. Sale mucho de viaje y tiene una compañera de trabajo atractiva, joven y al parecer relajada, Fiona (Jessica Henwick), y un día aparecen unos artículos de limpieza personal femeninos en el portafolio de Dean. Laura tiene algo más en qué enfocarse y su padre socialité, Félix (Bill Murray), está muy contento de alimentar la obsesión.
Félix, un encantador marchante de arte que conoce a todo mundo y flirtea con todo, entra como una bocanada de aire fresco para sacar a Laura de su rutina e introducir un poco de caos y espontaneidad en su vida con una serie de almuerzos espontáneos con martinis (Bombay para la niña
), cenas de cumpleaños en clubes y rondas en SoHo House en un flamante convertible rojo, acompañados de caviar (que abren) y champán (que no abren). El Manhattan de Félix es vibrante y emocionante, y él fluye con una facilidad que Laura nunca ha conocido.
Como en una buena película de detectives amateur, las cosas se salen de control y los llevan hasta México, donde tratan de demostrar de una vez por todas que Dean es infiel.
El motor sigue funcionando, pero la película también le da a Murray tiempo y espacio para hacer sus cosas mientras Jones es la compañera perfecta para las travesuras alcoholizadas de padre e hija. Aunque ella desaprueba su incapacidad para de-jar de coquetear, incluso con una mujer embarazada que pasa junto a ellos, también hay admiración y obviamente amor. Quizá Murray no está haciendo algo extraordinariamente diferente a lo que hemos visto antes, Félix no es completamente disímil en espíritu de su Bob Harris en Lost in Translation (Perdidos en Tokio), pero es maravillosamente familiar e imposible dejar de sonreír al verlo.
Esfuérzate por sentirte bien
On the Rocks es quizá más convencional y modesta que otras películas de Coppola, pero no menos entretenida o profunda. En el guion también hay una disertación considerada sobre las expectativas masculinas y femeninas que se revela a través de las pláticas entre Laura y Félix. El padre está lleno de teorías sobre el reino animal y está totalmente convencido de que Dean es infiel. Para él es inevitable que cuando la atención de las esposas está puesta en los hijos, la atención del esposo se enfoca en... bueno, cualquier otra persona
. Después de todo, él le hizo lo mismo a la madre de Laura hace años.
Hay una conclusión solemne sobre que no hay realmente una posibilidad de un acuerdo satisfactorio. Félix sabe que su hija merece algo mejor y cree que los hombres no son capaces de eso.
¿Así que qué se puede hacer? Bueno, si seguimos las instrucciones de On the Rocks, haz siempre un esfuerzo extra en los cumpleaños. Y un restaurante elegante y una buena bebida tampoco caen mal.
On the Rocks, un estreno de A24/Apple TV+, tiene una clasificación R (que requiere que los menores de 17 años la vean acompañados de un padre o tutor) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos por lenguaje y referencias sexuales.