Nueva York. Subieron al cuadrilátero los dos contendientes a la presidencia, intentaron intercambiar golpes, algunos bajos, ofrecieron sus posiciones ya conocidas -aunque por revelaciones recientes introdujeron el delicado tema del pago de impuestos del mandatario- y al final de 90 minutos nadie ganó y nadie perdió -todo quedó más o menos igual.
En el primer debate, de los tres programados, entre el candidato presidencial demócrata Joe Biden y el presidente republicano Donald Trump, ambos buscaron no cometer ningún error garrafal pero para el mandatario era más urgente esta oportunidad para intentar cambiar las tendencias en las encuestas que lo tienen a entre 8 a 10 puntos abajo de su retador.
A pesar de la coyuntura electoral sin precedente enmarcada entre la peor crisis de salud pública en un siglo, la crisis económica más severa desde la Gran Depresión y estallidos sociales de protesta contra el racismo sistémico y una crisis política y constitucional ya anunciada por Trump al declarara que no respetará los resultados ni el traslado pacífico del poder si pierde las elecciones del 3 de noviembre, la contienda se ha mantenido notablemente estable.
Sondeos y análisis de tendencias electorales indican que la gran mayoría del electorado ya está decidido y por lo tanto, no se esperaba -al menos que ocurriera algo muy sorprendente- que este debate cambiaría por ahora el curso de la elección. Lo que sí queda claro es que esta contienda se trata del presidente, pro o contra.
Y no hubo grandes sorpresas en sustancia pero sí fue el debate más caótico. Trump interrumpió incesantemente, buscando provocar a su contrincante, y tratando así de descarrilar la noche, algo que en gran medida logró. Culminó con un tono ominoso al rehusar la invitación del moderador de llamar por un periodo pos-electoral pacífico y no condenar a grupos supremacistas blancos.
Los candidatos llegaron a un salón con muy pocos invitados donde no se saludaron de mano -precauciones de la pandemia- en la Universidad Case Western Reserve en Cleveland, Ohio.y durante 90 minutos, moderados por el periodista de Fox News, Chris Wallace, ofrecieron a decenas de millones de estadunidenses sus posiciones sobre varios temas, y lo que ensayaron para buscar ventajas en esta competencia.
Trump, quien es considerado un maestro en convertir cualquier evento en su “reality show”, asumió su carácter de “bully” con ataques personales contra Biden, sobre todo contra su hijo Hunter Biden, para provocar a su contrario, y reiterar la avalancha de afirmaciones engañosas sobre su manejo “fenomenal” de las múltiples crisis, afirmando que “nunca ha habido un gobierno que haya hecho lo que yo he logrado” y desplegando su advertencia de que Biden y los demócratas representan una amenaza de la “izquierda radical” al futuro del país.
Por su parte, Biden buscó evitar sus frecuentes accidentes verbales o caer en las provocaciones de Trump. Entre interrupciones y acusaciones de su contrincante, se mantuvo en gran medida firme y se enfocó en los flancos vulnerables del presidente, incluyendo las revelaciones de que ha pagado mucho menos en impuestos federales que la gran mayoría de los ciudadanos del país -Biden y su esposa difundieron hoy sus informes fiscales reportando que pagaron 288 mil en impuestos federales en 2019 para contrastar con los 750 dólares pagados pro Trump en 2017). También atacó la credibilidad del presidente una y otra vez, y el manejo irresponsable de la pandemia.
El debate fue más bien fuego cruzado constante, lo que provocó que el moderador interviniera en varias ocasiones para callar al presidente. Ante las incesantes interrupciones, Biden mantuvo la compostura, pero se quejó en varios momentos: “es difícil decir una sola palabra con este payaso”, y hasta “ya cállate, hombre!”.
Trump acusó a Biden de ser parte de un frente “socialista”, repitiendo falsamente que apoyaba las posiciones de la “izquierda radical” dentro de su partido, y afirmando que “he logrado más en 47 meses que él en 47 años”.
Biden respondió atacando la credibilidad del presidente en torno a casi todo, sobre todo la pandemia. “Todo o que dice es una mentira… todos saben que es un mentiroso”, y poco después afirmo que “este hombre no sabe de lo que está hablando”. Agrego que ese manejo es responsable de miles de muertes y le exigió: “sal de tu club de golf y haz algo”.
Trump insistió en que en el manejo del Covid, como en casi todo, “la mayoría dice que he hecho una tarea fenomenal”. Sobre la pandemia repitió que “es culpa de China”. La mayoría de los estadunidense reprueba el manejo de esta crisis por Trump.
Sobre el manejo de la economía, Trump igual se autoelogió afirmando que “construimos la mejor economía en la historia”, lo cual fue interrumpido por “la plaga china” obligando el cierre de la economía pero ahora se está reabriendo con un auge. “Él (Biden) quiere cerrarla de nuevo, quiere destruir a este país” acusó.
Biden respondió que multimillonarios como Trump están gozando económicamente en medio de una pandemia pero la mayoría en la economía está sufriendo.
Cuando abordaron al tema del pago de impuestos, Trump afirmó “pagué millones en impuestos” y que la noticia de que sólo pago 750 en 2016 y 2017 es falsa. Biden estaba listo y pidió que lo comprobara ahora mismo: “Muéstranos tus informes fiscales”.
Abordaron otros temas, desde la violencia, crimen y protestas en las calles, Trump repitió sus ataques contra la “izquierda radical” responsable de todo eso, y subrayó su lema de “ley y orden”.
Pero al final llegó el momento más alarmante. El moderador Wallace preguntó su ambos candidatos si respetarán los resultados y llamarán a sus bases a guardar la calma en el periodo pos-electoral.
Biden declaró que respetaró el resultado electoral y solicitó a los votantes participar y acudir a las urnas o por correo. Acusó que Trump tiene miedo de contar los votos.
Pero Trump repitió que el proceso electoral está viciado y que “habrá un fraude nunca visto antes”, advirtió que podrían pasar meses antes de que se tenga un resultado verificado y que “esto no va acabar bien”. Por lo tanto, rehusó la invitación de emitir un llamado a la calma civil después de las elecciones.
De hecho, preguntado si estaba preparado esta noche para denunciar a agrupaciones de supremacistas blancos, no sólo rehusó, sino que nombró a uno de esos grupos ultraderechistas y les envío un mensaje: “mantengan su posición pero estén listos”.