Ciudad del Vaticano. El papa Francisco dio pasos decisivos esta semana para acelerar su reforma de las finanzas del Vaticano, escenario de numerosos escándalos por sus controvertidas inversiones.
Elegido en 2013, hace siete años, para cambiar las estructuras económico-financieras de la Santa Sede y garantizar su transparencia, Francisco ha cumplido esta semana otro paso importante de su ambiciosa tarea.
Todos los fondos de los distintos organismos y ministerios de la Santa Sede serán manejados por una sola entidad, la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (Apsa), que gestiona entre otras las miles de propiedades inmobiliarias en Roma del Vaticano, explicó el presidente de la entidad, el obispo Nuncio Galantino, en una entrevista al diario Il Corriere della Sera.
El objetivo del papa es evitar que los llamados dicasterios, es decir ministerios, así como la poderosa Secretaría de Estado, manejen fondos que en algunos casos ascienden a varias decenas de millones de euros y centralizar su gestión de manera de garantizar también su control y transparencia al monitorear las cuentas vaticanas.
La idea es del prefecto para la Economía, el jesuita español Antonio Guerrero Alves, nombrado el año pasado en sustitución del cardenal australiano George Pell, acusado y absuelto en su país por un caso de abuso de menores.
"El sistema de control de las operaciones financieras era insuficiente. Llevamos siete años trabajando en ello", subrayó el cardenal hondureño Oscar Rodríguez Maradiaga, coordinador del grupo de seis cardenales que asesora al papa en sus reformas económicas.