Juchitán, Oax. Por temor al rechazo colectivo y a que la juzgaran en su casa, ni sus padres ni amigos supieron que Eva, una joven zapoteca de 20 años de edad, cuyo sueño es graduarse como ingeniera industrial, decidió interrumpir su embarazo de ocho semanas el pasado mes de febrero.
El 25 de septiembre del año pasado, con 24 votos a favor y 10 en contra, congresistas de la 64 legislatura local de Oaxaca, aprobaron la reforma al código penal en los artículos 312, 313, 315 y 316 para la despenalización del aborto hasta antes de las 12 semanas de gestación, lo cual coloca a la entidad como la segunda a nivel nacional en garantizar el ejercicio pleno de los derechos humanos de las mujeres.
Eva se documentó en las redes sociales y supo que en Oaxaca, su estado de origen, fue aprobada era enmienda; sin embargo, al acudir al Hospital de la zona en donde se le practicó el aborto no encontró apoyo de los médicos y enfermeras, sino al contrario pues reiteradamente la juzgaron “de pecadora”.
Pensar en interrumpir su embarazo le costó un par de semanas expone la joven, quién omite su nombre real para evitar discriminación, pues las mujeres como ella que deciden abortan aún enfrentan limitantes y barreras, especialmente del machismo que aún prevalece en esta región oaxaqueña.
Eva requirió de asesoría externa, pues la idiosincrasia familiar y comunitaria condena tales decisiones. Ella recibió ayuda del colectivo feminista “Ddser Ikoots” de la localidad de San Mateo del Mar, quienes le proporcionaron asesoría sobre la nueva ley y a la norma 046, con la cual ella tomó la decisión de interrumpir su embarazo.
A eso se enfrentan las mujeres que tratan de abortar de manera regulada, en Oaxaca, en donde todavía es invisible el rechazo de los propios médicos, e incluso ha habido casos en los que algunos se han amparado para no realizar el procedimiento; posicionamientos que se convierten en más barreras desde las instituciones públicas y el personal de salud.
De acuerdo a los Servicios de Salud de Oaxaca, en el primer año de despenalización del aborto, en la entidad han sido practicados ocho abortos legales, y todos en una sola institución, el Hospital Civil “Aurelio Valdivieso”, que para las mujeres indígenas que viven en el interior del estado, implica un traslado de hasta 10 horas y gastos onerosos que muchas no tienen.
En comunidades el aborto no se habla, no se dice, es un pecado
Las defensoras de derechos humanos y feministas, comunitarias, que desde hace más de una década recorren los pueblos de Oaxaca, aseguran que el tema del aborto es algo que todavía no se habla ni se dice en las comunidades rurales de Oaxaca, por eso ha sido un reto el acompañamiento que han hecho en este año, en el que las mujeres, especialmente jóvenes de 18 a 30 años, han decidido sobre su cuerpo haciendo valer la ley.
En San Mateo del Mar, la agrupación feminista “Ddser Ikoots” que forma parte de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos, integrada hoy en día por seis mujeres, manifiestan que hablar de la “interrupción ilegal” es un tabú pero que con estrategias han logrado hacerlo.
Ellas desde hace 17 años recorren escuelas, casas y colonias orientando sobre los derechos sexuales y reproductivos y también sobre la interrupción legal del embarazo, y aunque reciban “señalamientos” y hasta sobrenombres de “Feminazis” siguen haciéndolo, porque creen que sólo así se cortará el ciclo del machismo que genera la violencia sexual que continua fuertemente en las comunidades de Oaxaca.
Y aunque no tienen una oficina física, las mujeres y jóvenes de San Mateo del Mar las contactan a través de las redes sociales, por lo que el acompañamiento siempre está disponible cuando una mujer lo requiera.
Este 28 de septiembre, a través de la radio comunitaria de San Mateo del Mar, ellas informarán sobre el aborto, con la intención de que las mujeres conozcan sus derechos y la sociedad entienda que se debe respetar la decisión que tomen sobre sus cuerpos.
En Ddser Ikoots, las mujeres exponen que su labor es intensa, que hace falta mucho, y más entre el personal médico y las parteras, porque todavía existe el tabú, los dichos, y por insensibilidad todavía se juzga y se califica de “pecadora” a quien lo practica.
Por su parte, Nadxielli López, defensora comunitaria que desde hace una década brinda asesoría sexual y reproductiva entre mujeres y hombres, manifiesta que aunque se ha avanzado con la ley que despenaliza el aborto, aún existen barreras que limitan que las mujeres tomen decisiones sobre su cuerpo.
Señaló que en pleno siglo XXI, todavía hay embarazos no deseados y relaciones sexuales, sean o no planeadas, aunque se tenga la información, y eso se da por la cultura machista que prevalece.
“Nosotras las mujeres accedemos, aunque no estemos seguras, eso parece un ciclo, nuestras sociedades siguen siendo autoritarias y la mujer sigue tolerando todo, por eso se señala a quien decide interrumpir su embarazo, todavía vivimos en una sociedad discriminadora”, concluyó.
Hasta antes de la reforma al Código Penal de Oaxaca realizada el 25 de septiembre de 2019, el aborto estaba permitido bajo cuatro causales: violación, peligro de muerte de la madre, imprudencial y malformaciones del producto; de esa cifra, habían sido practicados en promedio dos mil 300 abortos anualmente, según los reportes de la Secretaría de Salud estatal.
El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) dio a conocer que de septiembre de 2019, cuando se aprobó la ley, a julio de 2020, 11 mujeres han sido denunciadas en Oaxaca y enfrentan procesos por el delito de aborto ante las autoridades, pues abortaron después de las 12 semanas que marca la ley.