Nueva York. Donald Trump rindió homenaje a los veteranos de la invasión ilegal y fallida contra Cuba declarando que “muy pronto” esa isla será “libre”, y proclamó que defenderá a Estados Unidos contra “los marxistas”, todo mientras procede con su intención de descarrilar y sabotear el proceso democrático en Estados Unidos.
El acto en la Casa Blanca para honrar a los veteranos cubanoestadunidenses de la operación dirigida y financiada por Washington de bahía de Cochinos en 1961 fue diseñado exclusivamente para efectos electorales en Florida, estado clave en la elección presidencial del 3 de noviembre.
Trump declaró: “mi gobierno está con cada ciudadano de Cuba, Nicaragua y Venezuela en la lucha por la libertad”, subrayó que “muy pronto” habrá una “Cuba libre” y señaló que “hay muchos cosas que están ocurriendo ahora mismo de las cuales no les puedo contar, pero pronto lo haré”.
Informó de las nuevas medidas anunciadas ayer por el Departamento de Tesoro para continuar con su desmantelamiento del acuerdo bilateral para normalizar relaciones en el gobierno de Barack Obama, incluyendo ahora una prohibición para ciudadanos estadunidenses de alojarse en hoteles y otras propiedades del gobierno de Cuba y mayores restricciones a la importación de ron y puros de la isla.
Pero el destinatario del discurso y las medidas no es Cuba sino Miami. La contienda sigue muy cerrada en Florida. Según sondeos recientes, el candidato demócrata Joe Biden goza de una ventaja de sólo 1.5 puntos en el promedio de las encuestas. Trump se mantiene adelante entre algunos sectores latinos, sobre todo los cubanos, pero también los nicaragüenses y venezolanos en la zona de Miami, que son tradicionalmente fieles a los republicanos.
Trump, empapado de nostalgia por la guerra fría, sostuvo que “los valientes veteranos que hoy están aquí son testigos de cómo el socialismo, las turbas radicales y comunistas violentas arruinan una nación” y acusó que “ahora el Partido Demócrata está desatando el socialismo, aunque dentro de nuestro hermoso país”.
Proclamó: “Estados Unidos jamás será socialista o comunista” y afirmó: “no luchamos contra la tiranía en el extranjero sólo para dejar que los marxistas destruyan nuestro país”.
Insiste en que habrá fraude
Hablando de tiranía y destrucción de países, Trump reiteró ayer su constante acusación de que el proceso electoral será viciado por fraude y corrupción –de lo cual hay nula evidencia–, minando la credibilidad de los comicios estadunidenses de una manera que no tiene precedente.
Ayer admitió abiertamente cuál es su prisa por instalar a un nuevo integrante de la Suprema Corte antes de las elecciones: pronosticó que ahí llegará la disputa sobre el resultado de los comicios. “Creo que esto acabará en la Suprema Corte, y creo que es muy importante que contemos con nueve jueces”, respondió a periodistas. Reiteró: “esta estafa que buscan los demócratas… se presentará ante la Suprema Corte de Estados Unidos”.
Trump tiene la intención de anunciar la nominación el sábado y ha indicado que será una mujer. El liderazgo republicano del Senado cuenta, por ahora, con suficientes votos para ratificar la propuesta del presidente, y con ello obtener una mayoría conservadora de seis contra tres en el máximo tribunal de justicia.
Una de las candidatas es hija de cubanoestadunidenses y algunos aliados del presidente la están promoviendo no por sus capacidades, sino por el voto en Florida.
Pero Trump no ha conquistado a todo su partido. Ayer decidió atacar a la viuda del ex senador y candidato presidencial republicano John McCain. Después de enterarse de que Cindy McCain había respaldado a su contrincante demócrata, Trump tuiteó que Biden “era el perrito de John McCain” y agregó: “nunca fui fanático de John. Cindy puede quedarse con el Joe Soñoliento (apodo que puso a su contrincante)”.