Ciudad de México. El presidente Andrés Manuel López Obrador sostuvo hoy que el grupo de "intelectuales orgánicos" de gobiernos anteriores pretende acallar el debate sobre la transformación y los señalamientos al modelo de corrupción que existía en el pasado.
Al cuestionar nuevamente el contenido de un desplegado firmado por 650 escritores y académicos, lamentó que en la mayor parte de los medios de comunicación no haya tenido la misma difusión la respuesta suscrita por miles.
Durante su conferencia matutina de este lunes, el mandatario citó diversos casos recientes de corrupción en la compra-venta de bienes públicos: “Los intelectuales orgánicos quieren que yo no hable de estos asuntos, usaron un término, que estoy degradando, algo así, la tribuna presidencial, no quieren que yo hable así. Imagínense, si nos querían quitar cuando luchábamos por la transformación, hasta el derecho a la esperanza y no pudieron, mucho menos ahora me van a quitar el derecho a la palabra, a decir lo que siento”.
Mencionó expresamente a los escritores Héctor Aguilar Camin y Enrique Krauze a quienes consideró como “los jefes de la intelectualidad durante todo el periodo neoliberal”.
Señaló que ellos no solamente tenían sus empresas editoriales, sino que tenían mucha influencia en el gobierno y acomodaban a sus cercanos en universidades, en centros de investigación, o sea, "eran padrinos en el mundo intelectual”.
López Obrador hizo dar lectura a los mencionados posicionamientos, en pro y en contra de sus posturas públicas, tanto el que lo responsabiliza de atentar contra la libertad de expresión, como la respuesta, que considera que los 650 firmantes del primero quieren acallar al presidente para preservar el "monopolio" del debate.
El presidente justificó la lectura de ambas declaraciones por la necesidad de equilibrar en la difusión mediática.
“A ver, ponemos las dos cartas y nos ayudas, Jesús, a leerla, ¿O creen que perdemos el tiempo con esto?", planteó López Obrador a los asistentes a la conferencia. De inmediato él mismo respondió: "No, ¿verdad? Es bueno, porque es civismo, es pedagogía política".