Ciudad de México. La pandemia de Covid-19 provocó que la industria de autopartes en el país, que está integrada en el sector automotor, retrocediera a los niveles que tenía hace una década y, pese a datos positivos en los meses del reinicio de actividades, la recuperación aún es incierta.
La importancia de este ramo industrial radica en ser un pilar para el ensamble de vehículos, actividad manufacturera que es la principal generadora de divisas netas para el país, pues sólo en 2019 generó 88 mil 746 millones de dólares, según la Industria Nacional de Autopartes (INA).
Entre 2010 y 2017 el producto interno bruto (PIB) de la fabricación de partes para vehículos automotores creció 11.9 por ciento, aunque en conjunto la industria automotriz creció 12.3 por ciento cada año, dinámica que marcó un momento clave para esta industria, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Arturo Rangel, vicepresidente de comercio exterior de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra), comentó que este subramo cuenta con una larga cadena de suministros, pues abarca desde los plásticos, el curtido de piel, el textil, hasta llegar a otros más sofisticados como electrónica.
Subrayó que la relevancia de la industria de autopartes está en el mercado de repuestos, pues ahí es donde estas empresas, que parecen menores, generan importantes dividendos
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Datos de la INA señalan que la producción de autopartes en México tuvo un valor de 98 mil millones de dólares hasta el año pasado, mientras las exportaciones de estas mercancías hacia Estados Unidos alcanzaron los 81 mil millones de dólares.
Sin embargo, Rangel destacó que la pandemia de Covid-19 provocó que la industria de autopartes regresara a los niveles de proveduría que registró hace 10 años.
Explicó que si bien en junio, julio y agosto –los primeros tres meses de reactivación– se registraron crecimientos positivos en las exportaciones de vehículos, estos datos no son sorprendentes, porque venían de cero, derivado del cierre temporal desde los últimos días de marzo hasta poco más de la mitad de mayo.
Refirió que en un principio hubo dificultades para reactivar esa industria, porque cada estado tenía criterios para autorizar la reapertura de las empresas.
Agregó que se preveía una desaceleración desde 18 meses antes de la pandemia, pues había una tendencia global de ralentización y en las cifras de exportaciones se veía una menor demanda.
Comentó que la recuperación a los niveles precoronavirus aún es incierta, pues existen muchos factores que afectan el futuro de la industria, como las eleciones de Estados Unidos, la posibilidad de que el Reino Unido se anexe al Tratado de Integración Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP) y hallar una vacuna eficaz, entre otros factores.
De acuerdo con la INA, la producción de autopartes en el país asciende hasta septiembre a 76 mil 421 millones de dólares, cifra 22 por ciento inferior al reportado en el mismo periodo del año pasado.
Reconfiguración
Rangel comentó que los componentes electrónicos que son usados en las autopartes han padecido con la guerra comercial entre Estados Unidos y China, pues también le pega a México.
Derivado de la disputa comercial entre ambos países, así como por la reconfiguración de las cadenas de suministro por el coronavirus, existe una oportunidad de que empresas productoras de varios componentes necesarios para la industria de autopartes se establezcan en territorio mexicano.
Comentó que inversiones de empresas chinas que manufacturen autopartes en México no sólo son viables, sino hasta convenientes.
Añadió que la repatriación de inversiones estadunidenses facilita la disponibilidad de las piezas que se requieren en la industria automotriz integrada en América del Norte.
Concluyó que el gran reto del sector es aumentar el contenido nacional, pero éste dependerá de mejorar las condiciones de inversión, mayores incentivos al desarrollo y contar con mejores y más materias primas, lo cual es una tarea a largo plazo.